1. MATEO IV


    Fecha: 08/05/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... —siguió diciendo—. Él no es gay, estuvo de novio con Érica… una chica a la que amo demasiado, pelearon y por eso es que está deprimido e intentó suicidarse. —No quiero seguir hablando de esto —dije completamente enojado—. Ya es tarde. No pude conciliar el sueño, y estoy seguro que Luca tampoco. Pero no emitimos sonido alguno. El día del viaje llegó en un abrir de ojos, Mateo y Luca llegaron en auto hasta mi casa. Cuando vi a Mateo, me imaginé de nuevo con doce años de edad y él con veintiuno. No había cambiado absolutamente nada, de hecho lo veía más joven aún de cuando tuvimos sexo esa primera vez. Me miró y sonrió. Era la primera vez que lo veía sonreír y era hermoso. Luca me saludó y me ayudó con las valijas, no estaba enojado. El viaje en auto duraría unas veinte horas como mucho y haríamos una parada en algún hotel, a medio camino para descansar. Me senté al lado del conductor. Luca, atrás no parecía estar disconforme. Sentí morbo al estar ahí entre dos hermanos con los cuales había tenido sexo. Pensé que sería el viaje de mi vida, sin duda. —Es bueno verte, Exequiel —dijo Mateo, cuando entré al auto—. Se siente la vibra adolescente. A medio camino y antes de parar en algún hotel para descansar, observe que Luca dormía en el asiento trasero. Extendí mi mano hacia el paquete de Mateo y apreté con fuerza. Él sonrió y dijo: —Todavía sigue ahí, no se fue a ningún lado. Le baje el cierre del pantalón y saqué el pene al instante que se le ponía duro. Lo lubriqué con mi saliva ...
    ... y empecé a chuparle la verga. Él detuvo el auto fuera del camino, entre los árboles y la abundante maleza. Me bajé los pantalones y me subí encima de él, mirándole de frente. Lo besaba mientras el intentaba meter la verga en mi ano. Y aunque era incomodo el lugar y la posición, nos pudimos acomodar bien. El juego comenzó; yo me montaba sobre él apretando mis nalgas, acariciándole el cabello y la nuca, y enterrando mi lengua en su boca. No paré ni siquiera cuando noté que Luca nos observaba desde su asiento, con evidente desaprobación, pero sin decir nada. Sentí la explosión dentro de mí, y el líquido caliente y espeso sacudirme entero. Al volver a mi lugar, aproveché para limpiarle el pene con la lengua, tratando de hacerlo lo más lento posible. No quería dejar de llevar a mi boca su verga gruesa y peluda. Tragué los restos de semen y cuando terminé se lo acomodé bien en los pantalones. Lo miré, le sonreí y con el corazón en la garganta dije: —Si pudiera darte mis ganas de vivir, para que seas feliz cada día, te juro que lo haría sin pensarlo. En el hotel, compartí cama con Luca. Mateo durmió en un sillón. Todos estábamos exhaustos por el viaje y en el momento que apoyamos la cabeza en la almohada, dormimos como bebés. No hubo lugar a nada, ni para los reproches de Luca. En la mañana surgió lo inesperado. Mateo se había marchado, dejando una nota en la mesa. Escribía que por el momento siguiéramos el viaje sin él, nos alcanzaría luego. No explicó por qué. Luca sabía conducir, ...