Mi secretaria madura
Fecha: 14/05/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: tajin, Fuente: CuentoRelatos
... 9:00 P. M. Y yo seguía en el documento, entró a despedirse y en lugar de ello me ofreció ayuda. - Necesita que le ayude con algo - Pues, no sé, hay algo que no me convence del todo pero no no se exactamente que es. - Pues si quiere que sea su público, adelante eh, no tengo ninguna prisa. Le tomé la palabra y le pedí que se sentara en el sillón de enfrente para escuchar la presentación. Hasta ese momento me percaté de que, a diferencia de otros días, llevaba una falda blanca que le llegaba a la rodilla con una abertura lateral y una blusa azul que dibujaba perfectamente sus tetas. Se sentó y cruzó la pierna, mostrando un poco la cinta de encaje de una media que cubría su pierna derecha. Apoyó el rostro sobre la palma de su mano y en un gesto muy coqueto me dijo - Soy toda oídos Inicié la presentación y ella, muy en su papel, hacía preguntas francamente muy inteligentes, que me hacían tomar nota y hacer correcciones sobre la marcha en la presentación. Concluí la presentación, le di las gracias - Muchas gracias Y, voy a corregir la presentación y un documento, no sabe usted como me ha ayudado. - Ni me diga que todavía no acabamos, mire usted está muy cansado, si quiere dícteme y yo hago las correcciones. - ¿en serio? Pero, ya es muy tarde - No se preocupe, vivo muy cerca y nadie me espera, así que vamos a trabajar. Le dejé mi sillón y mi computadora y acerqué una silla para ver ambos la pantalla. Desde mi posición podía apreciar a través de la abertura de su falda la cinta de ...
... la media y un poco de piel, con el transcurso de los minutos, la falda se subía poco a poco y a través de la cubierta de cristal de mi mesa podía apreciar más y más de sus ricas piernas. Cuando concluimos, dio un gracioso teclazo para poner punto final, lo que hizo que sus tetas brincaran dentro de la blusa. Nos quedamos en la misma posición revisando el resultado, todavía hubo dos o tres correcciones que hice estirando mi mano, lo que me permitía tocar en el antebrazo una de sus tetas. Finalmente concluimos. Se levantó de la silla, dejándome ver el perfil de sus nalgas a la altura de mi rostro. Salió delante de mí, prácticamente rozando con su culo mi cara. La deje pasar, me levanté y le dije - Muchísima gracias Y, no sabe usted de que manera me ha ayudado. Déjeme darle un abrazo. Sin dejarla responder, la rodee con mis brazos y ella, sorprendida, respondió a mi abrazo. ¡qué bien olía! ¡qué bien se sentía!, su cuerpo era duro, sus tetas en mi pecho, su pelvis contra la mía. Separé mi rostro de su mejilla y le pregunte - ¿me deja darle un beso? - Si contador, claro. Creo que ella esperaba un beso en la mejilla, pero ya no me pude contener y pegué mis labios a los de ella, tomé su cabeza con una mano y después de un lígero titubeo respondió a mi beso. Fue un largo beso y otro y otro. Mi mano se movía en su espalda sintiendo la suavidad de la tela de su blusa y finalmente la osé donde siempre había querido que estuviera, sentir por primera vez su culo en mi mano, firme, duro, ...