La pequeña Emily
Fecha: 15/05/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: arteomx, Fuente: SexoSinTabues
... en la familia y siempre hay alguien que de pronto se desaparece y regresa como si nada hubiera pasado. Ya hasta he adivinado quienes son los que forman parejas entre sí. Nadie es exclusivo de nadie, Pues todos se han ido a tener sexo con más de uno… o una. Sin embargo, nunca supe de incesto con infantes, excepto mi sobrino Luis, que anda con las tías más maduras a pesar de tener apenas catorce o quince años. Y así, con la promesa de un buen día, las niñas salieron al patio como todas las mañanas de vacaciones. Una hora después, ya todo el mundo estaba de pie con una fuerte resaca pero con ganas de seguir con la fiesta, costumbre muy arraigada en el pueblo, que alarga los festejos a veces hasta por una o dos semanas. Cerca de las tres de la tarde, les hice una ligera señal a las niñas para que se dirigieran al bosque. Entre los árboles, hace unos años fabriqué una pequeña cabaña para mis largas horas de ensayo, que la tranquilidad del rancho me brindaba. Todo el mundo sabía que nunca debían interrumpir, pues ahí mismo tenía un rudimentario estudio de grabación que con cualquier ruido se podía estropear mi trabajo. Las niñas supieron exactamente hacia dónde dirigirse. La fiesta se quedó atrás y algunos ya estaban más que ebrios. La cabaña, estando algo lejos de la casa, no era de ningún interés para nadie, y a las niñas nadie las echaría de menos, pues siempre vagaban por los alrededores cuando las fiestas se ponían así. Les fastidiaba la rutina de los mayores. Cuando llegué a ...
... la cabaña y las hice entrar, Emily se sacó la blusa por sobre la cabeza sin esperar orden o sugerencia. -Bésame mi pechito, mi amor. –Dijo Obedecí al instante y animé a Montse a hacer lo mismo que Emily. Sus senos comenzaban a crecer y tenían el pezón bastante inflamado, señal de que en cualquier momento se desprendería de ese pecho un hermoso par de tetas. Emily por su parte, apenas mostraba dos montecillos similares al pectoral de un fisicoculturista. Sus pequeños pezones apenas tenían el grosor de un maní. Así las tuve sentadas sobre mi escritorio una al lado de la otra entregándome sus pechitos que yo lamía y succionaba con lujuria. Poco a poco las fui despojando de sus demás prendas hasta tenerlas casi completamente desnudas portando sólo sus braguitas. Montse se mostró muy firme de pronto y me impidió tocar su panochita. -No, tío. Esta es de Luis o de mi tío Javier. -¿No me dejarás jugar con tu cosita? -Hoy no. Tú juega con Emiliana y yo me acaricio sola. Ya sé cómo hacerlo y siento muy rico. Pero quiero acariciarme viendo cómo juegan ustedes. -¡Vaya con la niña! –Pensé. –Hasta vouyer me salió. Aproveché la situación para disfrutar por completo de Emily pensando que ya habría una oportunidad para hacerlo con Montse, después de todo, también es excitante verla masturbándose junto a nosotros. Mientras Montse jugueteaba con su rajita empapando sus dedos, Emily se retorcía y gemía entre mis brazos mientras mis labios y manos recorrían todo su cuerpo, pero sin detenerme por ...