Fabricando a la mujer perfecta
Fecha: 03/06/2019,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
-No quiero saber nada de ti. Aléjate de mí. No quiero volver a verte. Amelia, una compañera de colegio, me dijo esto en el recreo cuando yo tenía 10 años. A partir de ese momento, mi éxito con las mujeres dejó de existir. Bueno, en realidad, es que nunca llegó a existir. Cuando unos años después, empecé el instituto, me obsesioné con dos chicas de mi clase. Parecía que me había olvidado por completo de mi mala experiencia con Amelia. Yo intentaba tontear con las dos, pero ellas pasaban de mí. Recuerdo que, un día en clase, el profesor tuvo que llamarme la atención, porque esta distraído mirando a una de ellas. Lourdes se llamaba. Era morena, de pelo largo y ojos marrones. Estaba embelesado mirándola, cuando el profesor, Don Roberto, se levantó y me dio una colleja. -Martinez, espabile. Me dijo. Yo le miré asustado y no volví a levantar la vista del cuaderno en todo lo que quedó de clase. A la semana siguiente, volví al ataque con Natalia, otra de mis compañeras, pero nada. Así que decidí olvidarme de las mujeres, hasta que en el último año apareció Lorena. Lorena se había cambiado de instituto, en el último año, al nuestro y nada más verla, me dejó atontado. Rubia, con ojos azules y unas curvas que ya se adivinaban bajo su uniforme de instituto. Recuerdo que en clase de gimnasia era un negado. No se me daba bien para nada y siempre que teníamos clase, estaba deseando que se acabase. Los chicos y las chicas teníamos horas diferentes para las clases de gimnasia. Una semana ...
... primero hacíamos nosotros gimnasia y luego ellas, y a la semana siguiente al revés. Faltaba un mes para terminar las clases, y por lo tanto el instituto, cuando cometí la estupidez más grande de mi vida. Las chicas estaban terminando su clase de gimnasia, cuando yo, obsesionado por Lorena, decidí meterme en el vestuario femenino, ¿en que estaría pensando yo? Me encerré en su armarito-taquilla (ponía Lorena en la puerta) y esperé a que entrara a cambiarse. Lorena se dirigió a su taquilla, parecía que estaba sola. No entendía porqué, porque todas las chicas habían tenido clase de gimnasia, pero solo ella entró al vestuario y se puso frente a mí. La taquilla tenía unas rendijas y por ahí podía verla. Miraba su cara tan bonita y estaba como tonto, cuando ella se quitó la camiseta y se quedó en sujetador delante de mí sin saber que yo estaba justo enfrente de ella. Se quitó el sujetador y lo dejó caer. La visión de sus tetas adolescentes hizo que mi polla se pusiera dura al instante, y no se me ocurrió otra cosa que sacarla de mis calzoncillos y empezar a meneármela. Ella hizo un gesto que me hizo suponer que acaba de quitarse las bragas para irse a la ducha. Y como un pervertido, aceleré el ritmo de mi paja y gemí como un loco. No podía ver su chocho, pero imaginé sus pelos rubios y embelesado como estaba, no me di cuenta de que en ese momento ella me oyó y abrió la taquilla. Se quedó mirando mi polla y encima en ese instante me corrí. Mi semen saltó a su tripa desnuda. Lorena me ...