1. El pitón de Jorge


    Fecha: 07/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... ducha. Cuando me pidió de buena forma que me vista, no sé por qué me nació decirle: ¡Yo me visto si quiero gordito… además no tenés huevos para pedirme nada, no sos mi papá, y me das lástima! Jorge me dio un sopapo, me tiró el montoncito de ropa que había ordenado y me empezó a corretear por la casa, hasta que me alcanzó en el lavadero. Ahí me sentó en el lavarropas, me abrió las piernas y me dio la mejor chupada de concha que recuerde hasta hoy. Su lengua se retorcía en mis jugos y su boca era un columpio de sensaciones que me poseía. Hasta que así como estaba, teniéndome de las piernas y él parado me la calzó de una en la conchita para darme sin asco, haciendo impactar mi cabeza en la pared, machucando mis tetas con sus amasadas criminales, y hasta rompiendo la tapa del aparato con la fricción de mi orto y el movimiento salvaje del tipo. Se fue en seco adentro mío apenas le dije: ¡cogé así a tu nenita alzada y lechera guacho! Menos mal que tomo pastillas. Además esa pija me hizo doler hasta la moral porque, si bien cogía seguidito, ninguno de los pendejos se carga tremendo cilindro. Desde que le conté a Delfi lo mío con Jorge tuvo una curiosidad que jamás mostró por nada. Incluso casi se olvida de mi hermano, al que siempre le tuvo ganas. La llevé a casa varias veces. Pero no podía creerme que ese hombre no muy alto, de bigote y barba, cara bonachona, panzón pero no gordo y divertido fuera capaz de brindar tanto placer. Ella es culona posta, y a Jorge se le caía la baba ...
    ... cuando nos preparaba la merienda. Pasó que una tarde Delfi se puso a tomar unas cervezas con Lucas, y me invitaron a probar mariguana. Estábamos encerrados en mi pieza, escuchando música dance al palo y riéndonos de todo. Hasta que Delfi se puso quenchi y empezó a mimosear con Luquitas. Yo enfilé para irme y dejarlos solos, pero ella dijo: ¡quedate nena, si no vamos a hacer nada!, y reían desorientando al aire con su viaje cósmico. Pero al rato Delfi quedó en tanga y corpiño, le sacó la pija a Lucas y comenzó a mamársela con la sed de un náufrago. Pero Jorge no tuvo mejor acierto que entrar, justo cuando Delfi hacía gárgaras con el yogurt de mi hermanito, y yo me pajeaba a dos motores. Apagó la música, pateó una botella de birra repitiendo con ronca disfonía: ¡qué mierda están haciendo pendejos del orto! Fletó a mi hermano al carajo y le puso el pasador a la puerta. Me dejó en calzones, y de repente, sin poder descifrar bien cómo llegamos a esto, Delfi estaba en 4 patas con el culo paradito sobre la cama y yo le frotaba las tetas allí, mientras mi Jorge la obligaba a petearlo a la fuerza. Cuando tuve la tentación de meterle dos dedos en la conchita lo hice, y ella se la mordió al tipo, que enseguida me apartó para acomodarse en mi lugar, y después de gritarme: ¡andá y hacete chupar la concha por tu amiguita, que yo le voy a hacer el culo!, y pasó exactamente eso. No sé si me excitaba más que Delfi me lamiera hasta la raya de mi orto fagocitándose mis jugos o el ritmo de la verga ...