1. Afortunado Reencuentro (I)


    Fecha: 04/11/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... llevé cuando llegó a nuestra habitación y nos encontramos cara a cara ... Yo nunca creí que fuera capaz, pero, nunca se sabe. Ella sabía que yo iba a estar allí, pero por veinte talegos que más le daba que mirara alguien. Alberto empezó a desnudarla mientras la besaba. Yo estaba en un cómodo sofá solo con mi batita de raso. - ¿ Haz echo algo antes Marian? , le preguntó Alberto. - Nunca. Nada. - ¿ Ni te has hecho pajas ?. - Bueno, eso sí, viendo una películas equis del video. Marian, ya tirada en la cama, se abrió de piernas, a la orden de Alberto. Yo me acerqué, quería verlo de cerca. Alberto, empezó a chuparle el coño con fuerza, y debió ser la poca costumbre de ésta, porque al primer lametazo empezó a jadear. Alberto había tenido mucha suerte, era de ese tipo de piva que siempre había querido follar, las que siempre jadean a cada empujón, a cada chupada. Enseguida empezó a humedecérsele los labios primero, y todo el coño después. Los dos disfrutaban de lo lindo, y lo mejor era que yo me estaba poniendo muy caliente. Alberto me miró y me señaló el manjar que estaba degustando. Yo le entendí a la primera, quería que lo probara, y lo probé, más que probarlo, lo devoré. Yo sabía como chuparlo, como mujer que soy, y Marian notaría el cambio pues miró. Pero lo único que hizo fue apretarme mi boca contra su coño. Alberto mientras tanto se alzó hasta su cara, le cogió la cara y se la llevó a su polla. Ella no se lo esperaba, y se encontró de pronto en la boca con algo que solo ...
    ... había visto en la tele. ¡ Me gusta ! , dijo Marian, deleitándose con tan suculento manjar. Y la verdad es que no lo hacía tan mal, o eso parecía, pero Alberto daba gritos de dolor porque al parecer le rozaba a veces con los dientes, pero claro, él, no la sacaba. Marian ya estaba muy caliente, y yo quería aprovecharme de la situación. Me incorporé hasta la posición de Alberto y le relevé. Le puse mi coño en su boca. ¡Cómemelo Marian!, le dije. Y me lo comía, me lo lamía, me lo chupaba, y yo me retorcía de gusto. Mientras tanto, Alberto se disponía a metérsela. Ahora que no se lo esperaba, simplemente puso la puntita chorreante, y ... hasta el fondo. Marian dio un saltito en la cama, sintió un profundo pinchazo en su interior, intentó safarse de nosotros, pero cuando Alberto empezó a moverse adelante y atrás, dejó de resistirse, el gusto pudo al dolor, aunque éste no remitía, y a cada metida de Alberto, Marian se mordía los labios. - Me voy a correr -, dijo Alberto. - En su boca - , dije yo. Marian se levantó, quería probar esa leche que decían que estaba tan buena y que en las películas se tomaban las pivas. Cuando le metió de nuevo la polla en la boca, me fijé que tenía rastros de sangre, de la rotura del virgo, pero Marian , o no dio cuenta o no le importó, porque empezó a chupar con vigorosidad. Cuando cambió el jadeo de Alberto me di cuenta que iba a correrse, y no me equivoqué. De los alrededores de la polla que entraba y salía de la boca de Marian, empezó a salir polvo y más ...
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