Afortunado Reencuentro (I)
Fecha: 04/11/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... polvo, Marian daba arqueadas como para vomitar, se notaba que no estaba acostumbrada a esto. Para ayudarla, empecé a comerle la boca, y a tragarme todo el polvo de su boca, era mucho polvo, claro, de cuatro días que hacía que no ... Se estaba reservando. Alberto fue a darle las diez mil pesetas acordadas al terminar a Marian una vez que esta se lavó un poco, pero ésta no quiso cogerlas. Simplemente dijo: "Gracias por este rato tan guay que he pasado, llamadme cuando queráis", y no volvimos a saber de ella. Bueno, pues sí, se parece la dependienta a Marian. En la chapita del pecho viene su nombre, señorita Loli, sería mucha coincidencia que fuese Marian, después de tanto tiempo. - Aquí tiene, pase al probador , cuando lo tenga puesto, por favor, llámeme para ver como le queda por si acaso puedo ayudarle en algo -, me dijo la dependienta señalándome a una puerta un poco escondida para ser un probador. - Gracias - respondí, pasando al interior. Tal probador no tenía mucha pinta de probador, era una habitación grande, con muchas cajas de ropa interior. Enseguida descubrí que el probador era el almacén, y que allí debía de dormir un guarda nocturno o algo parecido, pues en el centro había una cama, muy bien hecha y arreglada con esmero. La iluminación era un tanto deficiente pues solo colgaba del centro del techo una barra fluorescente. Empecé a quitarme la ropa, un tanto desconcertada por la situación, y me puse rápidamente el picardías negro, sin bragas, claro, como si ...
... estuviera en casa; pero ¿ cómo me quedaba ? ... Debe de haber un espejo por aquí. Pero, ... no, no hay. Llamaré a la tal Loli, haber que me dice y haber donde puedo mirarme. - ¡ Señorita ! -grité. En menos de dos segundos se abrió la puerta por donde entré, apareciendo por ella la señorita dependienta. Parecía que esperaba mi llamada detrás de la puerta. - ¿ Cómo ves que me queda ? - le pregunté. - Perfecto -, argumento la chica. La verdad es que yo mirándomelo, me lo veía muy bien. No es que fuera una TOP-MODEL, pero con veinticinco años, me conservaba perfectamente. Tenía un busto bonito, con un talla 85, tenía las piernas largas, esbeltas, con las inglés siempre bien depiladas a la cera para que el coño se viera perfectamente recortado, como a mí me gusta tenerlo. No me había fijado hasta entonces en la mirada un tanto lasciva de la chica, me miraba los pechos, mi trasero, la cintura, y sobre todo el coño, estaba tan bien recortado, delimitándose perfectamente los bordes de la maraña de pelo negro azabache rizado. - Por favor, ¿ un espejo ? - , le pregunté. - ¿ Uno ?, ¡ todos los que quiera ! -, dijo a la vez que pulsaba un botón en algo que me parecía un mando a distancia que llevaba en la mano, y que antes no me había dado cuenta que lo portara. De momento se oyeron unos chirridos suaves, y todo empezó a girar. Trozos de paredes y del techo giraron, dejando paso en cada plancha que giró a una luna de espejo, incluso las cajas de cartón, giraron con el trozo de pared en el que ...