Tormenta de verano (1ª parte)
Fecha: 17/06/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: amanuense, Fuente: xHamster
... no.Cerró la puerta de madera y cristales rayados y translúcidos, volvió sobre sus pasos, y se sentó sobre la mesa muy cerca de mí. Al sentarse el camisón se le recogió ligeramente, y yo no pude evitar mirar sus muslos. Si intentaba mirarla a la cara, lo primero que veía, como un par de montañas infranqueables, eran esos dos pezones erizados coronando sus senos, así que opté por seguir mirando la nada erótica pared de baldosas que tenía frente a mí. Pero aún así me era imposible negar la erección que comenzaba a reflejarse bajo mi calzoncillo. Sentía la sangre afluir y afluir, poniéndome la polla cada vez más dura, cada vez más larga, hasta hacerme incómodo incluso el estar sentado.- Ay que vergüenza, vas a pensar que soy una fresca…- dijo cubriéndose la cara con las manos pero dejando el hueco necesario entre sus dedos para observar mi reacción - pero te lo voy a contar, siempre has sido tan correcto conmigo, que creo que a ti sí puedo contártelo… y esto no se lo vayas a decir a nadie, ¿eh?... - dijo de pronto. Yo negaba con la cabeza. Movía rápido la cabeza de lado a lado, diciéndome y diciéndole que no, no era ninguna fresca, y que por supuesto nunca se lo contaría a nadie, pero sí, quería oír esos sueños que perturbaban sus noches. – Verás; ¿a ti te gusta…ya sabes… que te la chupen?- preguntó mirándome. Aun a riesgo de tener que ver sin querer esos pezones, la miré y el gesto de mi cabeza se transformó en afirmativo. – Y a Pedro, ¿crees que le gusta?- No es que lo ...
... creyera, es que lo sabía, pues a ambos nos la había chupado la misma tía, aunque aquello no era para tanto, pues según decían las malas lenguas, se la había comido a medio instituto incluyendo algunos profesores. Yo seguí afirmando con la cabeza, pues era incapaz de pronunciar la más mínima palabra. Toda la soberbia de mis dieciocho años había desaparecido de golpe aquella noche escuchando hablar a la madre de mi mejor amigo. Lo único que no estaba intimidado en mi cuerpo era la polla, que seguía despertándose bajo las ropas. – Pues a su padre no le gusta. No sé por qué, yo pensaba que a todos los hombres les gustaba eso, pero no a él. Alguna vez lo hemos hecho, siempre por iniciativa mía, pero…no puede… es que él es muy tradicional. Fíjate, en treinta años de matrimonio nunca, nunca- recalcó- me ha pedido hacerlo por el culo. Claro, que yo no le hubiese dejado, porque no soy de esas, y además dicen que duele mucho y tengo miedo, pero no sé, su papel de hombre es el de al menos pedirlo, ¿no? Por eso me gusta tanto este sueño, porque no es que me lo pida, casi me exige que se la chupe, y yo lo hago, y cuanto más lo hago, mas grande se le pone, y al final siempre acabo…empapada en sudor- me confesó de golpe.Yo estaba alucinado. No es que me hubiese contado su sueño, es que se había abierto de tal manera a mí que poco menos me había contado toda su sexualidad, y la verdad, me había dejado sin reacción. Tal vez un te****uta sexual hubiese interpretado en ese relato una serie de ...