Tormenta de verano (1ª parte)
Fecha: 17/06/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: amanuense, Fuente: xHamster
... frustraciones que le impedían disfrutar de una sexualidad plena, pero yo era tan solo un adolescente empalmado, y toda mi reacción era una innegable erección. Aunque ella parecía esperar algo más de mi parte.- ¿Eh, no dices nada?- preguntó sacándome de mi estado.- Per…perdón- balbuceé como toda respuesta.- ¿Qué que te parece, crees que soy una rara por tener esa clase de sueños?- volvió a preguntar. Yo negué con la cabeza, y sonriéndome dijo: eres un cielo de niño, siempre me lo has parecido, y seguramente sólo quieras hacerme sentir bien, pero yo no sé qué pensar. La única vez que se lo comenté a mi marido, poco menos que me dijo que estaba enferma, y tal vez tenga razón.- No- dije escuetamente. El padre de mi amigo, que también se llamaba Pedro, siempre me había parecido un hombre admirable. Con éxito en los negocios, inteligente, simpático, poseía un don de gentes natural… era la clase de adulto en la que cualquiera quiere convertirse, pero ante esa confesión de mad**gada que me hacía su esposa, de pronto había caído para mí, de golpe y para siempre, en la categoría de calzonazos. Así que repetí, en voz alta pero para mí mismo: no tiene razón.Al oírme decir aquello, Inma ladeó la cabeza, y me dedicó una de esas sonrisas que iluminan su rostro. – Ven aquí y abrázame- dijo, y yo, como si sus palabras fueran las órdenes de un hipnotizador, me levanté sin reparar en la tremenda erección que mis boxers granates ya no podían disimular. Ella, al contrario, si que parecía ...
... haberse dado cuenta.- ¡Vaya, pero esto qué es!- alzó por un momento la voz. Ya más bajo prosiguió: que calladito te lo tenías… menuda joya… ¿pero tú sabes la maravilla que tienes aquí?- dijo echando una ojeada nada disimulada a mi paquete. Yo había compartido unos cuantos vestuarios, y sabía que la tenía grande, algo más grande de la media al menos, pero las pocas chicas que habían disfrutado de ella, nunca habían hecho mención a un tamaño excesivo, aunque seguramente Inma tuviera más experiencia, o eso me gustaría pensar a mí…¿Me dejas verla?- preguntó de pronto. Y sin darme tiempo a responder comenzó a bajar lentamente mi calzoncillo. Creí correrme cuando la polla se trabó con la tela, creí correrme cuando ella la asió suavemente entre sus dedos, tuve que apretar los dientes cuando el primero de sus dedos acarició la punta de mi capullo, y me abandoné definitivamente cuando rodeó el tronco con su mano al tiempo que repetía, pausadamente y como una letanía: que pedazo de rabo tienes.Cuando sus manos me libraron definitivamente del calzoncillo, mi polla apuntó al cielo, y ella la acogió entre sus manos, que paralelas, subían y bajaban deliciosamente lento acariciando mi tronco. Inma sentada en el borde de la mesa, yo de pie frente a ella, incapaz de hacer nada que no fuera aguantar sin eyacular… me estaba seduciendo como sólo una mujer madura es capaz de seducir, mientras a pocos metros su marido y su hijo dormían plácidamente ajenos a la tormenta que se acababa de desatar en la ...