La isla de los placeres mortales
Fecha: 20/06/2019,
Categorías:
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BDSM
Autor: reneamo, Fuente: CuentoRelatos
... las actividades de la entidad y el emplazamiento de la isla, manteniendo solamente a los empleados de mayor confianza, como lo eran: Theodoridis, Hans y Manuel. Esta última noche en que la luna empezaba ya a menguar Ebba y Paula subieron a cubierta, la primera le describió la isla; su extensión, construcciones, acceso y las personas que ahí encontrará, de la misma manera trató de describir al enigmático Karl Hermann, sus excentricidades y su relación con los demás invitados, cuando la escandinava estaba en esto último, Paula le interrumpió para preguntarle por la asiática a la que había mencionado. -Kim creo que la llamaste ¿no es así? -Así es le contestó Ebba, ese es su nombre, ella es germana asiática, que es como le agrada que la individualicen, y es la compañera, amante, e hija de Karl y una mujer coreana llamada “Sumin” la que fue su concubina, y más tarde su esposa, una de sus favoritas algunos años atrás, no me preguntes más al respecto, ya que para mí esta relación es un enigma, aun cuando soy una de las concurrentes predilectas y habituales en sus tertulias más privadas, lo que sí te puedo expresar que es un honor ser considerada dentro de este círculo más íntimo, Rouge también lo fue hace un tiempo. -Afortunadamente para el resto de la travesía, no se tuvieron que tomar medidas especiales para vigilar el comportamiento de las mujeres, especialmente de Rouge y de la africana somalí Seba, por lo que la escasa tripulación se dedicó a sus tareas habituales, no ...
... teniendo que descuidarlas, para hacerse cargo de esta otra ocupación. Eran las seis horas del día lunes cuando llegaron al “Fuerte Spintria”, echando anclas frente a una angosta orilla de playa de unos treinta metros de extensión; rodeada en todo su perímetro inmediato por rocas, haciendo imposible el acceso por sus costados. A un extremo de la playa existía un pequeño atracadero de piedra, junto al que flotaban unos botes con motores fuera de borda, distanciado de ahí a unos cincuenta metros desde la orilla, estaba la zona máxima de calado, en donde habían fondeado la embarcación, donde se encontraban dos más de similares dimensiones. Uno de los botes salió al encuentro de los pasajeros, mientras estos terminaban de arreglar sus pertenencias. En el primer viaje abordaron Seba, Rouge, Hans y Manuel, “los dos últimos iban como custodios de las castigadas”. Después de dejarlos en el muelle, el piloto regreso al yate unos minutos más tarde, abordándolo esta vez; Paula, Ebba, “Killar”, “Sadie” y Theodoridis el capitán, llevándolos hasta el muelle, en donde esperaban los demás. Junto al grupo que desembarcó primero, estaban dos estiradas mujeres ataviadas con vestimentas de cuero negro, equipadas con un bastón, una daga y un arma de fuego al cinto, al más puro estilo de las chicas espías de una película de acción, esto ratificaba la exposición que le había hecho Ebba en alguna ocasión a Paula, sobre las caras excentricidades de Karl Hermann, de sus onerosos juegos y fantasías, las que ...