1. Madres sacrificadas 4: Karina guarda un secreto para no destruir a su familia


    Fecha: 14/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... su imaginación, su subconsciente la estaba atrayendo a la cama de su amante. Pero ya no iba a caer, su esposo le dio una buena cogida y le sacó la calentura, y en todo caso sería muy riesgoso visitar a Javier. Pero luego pareció oír un grito ahogado. El temor la paralizó. No podía estar pasando lo que creía que estaba pasando, seguramente eran ideas suyas, debía volver a su cama a dormir, había cosas que era mejor no averiguar. Pero un chasquido fue precedido por el inconfundible grito femenino. No le quedaba opción, si no iba a ver qué pasaba se quedaría con la duda y eso sería incluso más tortuoso que saber la verdad que ya estaba intuyendo. Fue en puntas de pie, sigilosa, hasta la habitación de Javier. Se agachó y miró a través de la cerradura. No era un miedo infundado. No era su imaginación. Era lo que temía, y ahora que lo veía en vivo y en directo le pareció mucho más horrible de lo que imaginó. Javier estaba en pelotas encima de Mariela, también desnuda, la penetraba en una posición similar a como lo había hecho con ella, apenas unas horas antes, pero a su hija le tapaba la boca estirando un brazo de venas marcadas para evitar que se escapen más gritos. Cuando la ensartaba, la pelvis chocaba las grandes nalgas de la adolescente produciendo el sonido que ella también había escuchado. La situación la excedía ¿cómo se atrevía? Se preguntaba indignada, pero luego ató cabos y se dio cuenta que era Mariela la que se había entregado. ¿Cómo no me di cuenta?, se decía, ...
    ... recordando la amabilidad inusitada de la chica, la predisposición permanente, a sonrisa afectuosa. Había estado tan concentrada en evitar caer en los brazos de Javier, que no se había percatado de que su hija deseaba al mismo hombre que ella. Y otra cosa se le vino a la mente. Pero no debía pensar en ello, no tenía sentido. Debía volver a su cuarto, encerrarse ahí, dejar que aquellos terminen de hacer lo que habían comenzado. No tenía sentido hacer un escándalo, sólo quedaba esperar que el perverso Javier se vaya y no vuelva nunca más. A Mariela ya se le pasaría el capricho, así eran las adolescentes. Fue a su cuarto. Martín dormía, ignorando todo, como siempre. Entonces una imagen de hace diecinueve años se le plantó en la cabeza. Pero no debía pensar en eso ¿qué importaba que aquella vez se haya roto el preservativo? No podía perturbarse por algo de lo que no tenía certeza, y más aún, no quería tenerla. Una de las tantas veces que estuvieron con Javier se había roto el preservativo ¿y qué?, se decía tratando de convencerse. Habían pasado diecinueve años, los número cuadraban ¿y qué? ¿Qué probabilidades había?, se tapó los oídos, como queriendo acallar sus pensamientos. Después de todo, en esa época cogía con Martín mucho más que con Javier y no usaban preservativos, se dijo, y de hecho, era cierto. De a poco creyó convencerse. Aunque también era cierto que con Martín durante muchos años intentaron darle un hermanito a Mariela sin conseguirlo. Pero no debía pensar en eso, no quería ...
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