1. Yago (VII): Una tentación irresistible


    Fecha: 08/11/2017, Categorías: Gays Grandes Relatos, Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... aunque le molestó un poco, al principio, la sabiduría del coronel, moviéndolos en su interior, logró convertir la molestia en placer. - ¡Ahhh!… ¡llevad cuidado coronel!… - ¡No os preocupéis!, capitán. Ya sé que sois virgen… ... pero, ¡os aseguro!, que de esta, terminaréis siendo la puta del castillo. Sarasola, se escupió en la mano, y se la restregó entre las nalgas. Y luego, se colocó adecuadamente para empezar a introducírsela; empujando suavemente y apretándolo contra si mismo, para empezar a mover la pelvis con toda la intención… A los diez minutos, el ritmo de sus embestidas era endiablado. - ¡Agghh!… ¡cabrón!… ¡me vais a destrozar!… Sarasola, le tapó la boca con una mano, y aumentó la fuerza de sus embestidas… -¡Callad!, puta… y ¡disfrutad de este macho!. El inevitable dolor de las primeras embestidas, poco a poco se iba a convertir en un gran placer; y ya estaba pasando. Ahora, ese placer le inundaba por completo; y le mostraba una forma distinta de goce… ... y empezó a pedir más. - ¡Seguid, coronel!… ¡seguid, así! … ¡fuerte!,... si, ¡mas fuerte! Esta puta ya está a punto, pensó el coronel. Y se la sacó de una vez... - Ahora, capitán, vais a regresar a vuestros aposentos, y a lavar bien vuestro cuerpo. Hacedlo a fondo, ¡os lo ruego!. Quiero que cuando volváis a mi alcoba, lo hagáis bien limpio y perfumado... y dispuesto a gozar durante toda la noche. ¡Os espero!. El coronel se puso el uniforme, y se recompuso como buenamente pudo. Salió de la torre; y procuró no ...
    ... ser visto. Llegó a sus habitaciones, y se desnudó para bañarse, antes de que Blanca llamara a su recámara. En las caballerizas, Pierre ya se había bañado; y ahora tenía sus manos sobre las tetillas de Nandillo, que desnudo le miraba impacientemente. - ¡Vais muy lento!. Y, tengo frío, Pierre. - ¡Clago!, toda la tagde jugando con el agua… ... ¡ya ves, que todavía viene muy fgía!. El francés procuraba frotarle enérgicamente mientras terminaba de ayudarle a lavarse; ya llevaba casi una semana sin hacerlo. - ¡Venga!, que ya nos queda poco, Nandi... Y le dio una palmada en el culo - ¡Ayy!… ¡no empieces, ya!, ¡eh! Y Pierre empezó a reírse - Te gusta ¡eh! Nandillo le miraba de reojo; y se la meneaba. Entonces, le pasó la mano por la espalda; y sintió que Nandillo esperaba que le tocara el culo. - Ven que te seco, ¡anda!… El lienzo que usaba para secarlo era lo suficientemente grande como para cubrir su cuerpo por completo; y como estaba empezando a tiritar, le envolvió en el... y lo abrazó. - Vamos a dogmig, ¡anda!. Que mañana tenemos que levantarnos antes del alba. Solo se oía el ruido producido por los cascos de algún caballo inquieto; y el que hacía el portón, por culpa de ese aire… y algunas veces parecía que se oyeran voces y risas femeninas, a lo lejos. Pero, Nandillo se despertó; no conseguía quitarse la imagen de Yago de la cabeza. Lo habían dejado durmiendo en los fardos de alfalfa. Miró a Pierre y se levantó con sigilo. Llegó hasta donde dormía; y se quedó mirándolo, como ...