TODO ES EVENTUAL: La Casa De Los Fenómenos
Fecha: 01/08/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Eventualmente_Sexual, Fuente: SexoSinTabues
... todo cuando no pude sentir las cosquillas al estar con tío Juan. — ¿Qué eres tú? —preguntó él… “¿Qué soy yo?” Estaba apoyando mis manos en una fría piedra de color gris muy oscuro, el cielo también lo estaba. —Ya tenés pelos aquí. Pasos sus dedos y todo mi cuerpo titiritó. —Pareces un varón, pero tenés una cuquita donde deberían estar tus pelotas. Abrió mi bojotico vacío, tanteo mi hoyo, y de nuevo mi cuerpo se estremece con sus caricias. — Huy, pero si te ponés mojadita. Me eché hacía atrás y jadee al sentir que sus dedos se metían en mi hueco. Tío Juan pocas veces se movía, era yo quien solito me daba contra ese mástil de carne negra. Con Rubiro fue diferente, el colocó sus dos manos en mi cintura, me la metió de golpe, y embistiéndome frenético, su verga blanca entraba y salía, entraba y salía, la hundió completa, y apretando yo su trozo, sentí como por dentro me escupía. Mi sexo estaba caliente, y en cada espasmo contraído de Rubiro, yo acababa, botando mi blanco en la piedra verde oscura. CUATRO Ya eran cinco días que ha pasado después de la muerte de José. Una noche muy negra, solo una vela alumbraba en la sala. Abuela estaba sentada en su silla mecedora, muy cerca a la ventana que tan solo sus vidrios se veían negros, una tormenta que brillaba y cegaba. Esa noche tenía miedo, tío enfermo estaba riendo rato largo, tío Juan parecía no estar en casa, abuela estaba muy silenciosa, fui a verla de nuevo, su silla se mecía, y cuando vi a sus pies. Mi brazo izquierdo se ...
... encrespó y me corrió el temor hasta llegar a mi ojo izquierdo, y se aguarapó de impresión. Estaba sus pies sin pisar suelo, pero su silla se movía como si ella fuera quien lo tuviera haciendo, cuando giró su cabeza, fue tan rechinante la madera que mis ojos quisieron cerrarse. Sus ojos estaban negros y vidriosos, cuando veo más allá de ella, en el reflejo del vidrió oscuro, José parecía estar del lado de afuera, de pie y mirando fijo a mis ojos. Mi grito quedo atrapado en mi garganta, mis ojos iba a explotar y solo pude moverme hacía atrás, sin ver conque podía atravesar. Detrás de mí, choqué con algo alto, todo mi cuerpo se agrandó y mi corazón se detuvo, caí y ni cuenta me di. Con el ruido del rio chocando en las piedras, detrás de una grande y cubierta de muchos musgos, acostado estaba con mis piernas bien abierta. Dos manos gruesas que presionaban en ellas, veía el rostro de Rubiro todo rojo, arrecho, sudado y jadeado. Enterraba su verga parada en mi hoyito, me golpeaba con su pelvis, gemía como animal, e hincando todo su cuerpo, me embiste y profundo en mi hueco la mete, luego siento como toda su leche la acaba, apretando y soltando, sentía su palpitar y mi sexo acababa, no solo mi verga parada, sino que en mi hueco extraño, lo apretaba y también sentía mucho ahí, tanto que lo buscaba para que tanto placer me dieran. La tarde soleada que encontré a tío Juan colgado, estaba atado al cuello, en una de las ramas de la mata de aguacate. Había visto tanto ya, que ya la impresión no ...