Terminamos la amistad: Coyote Cojo
Fecha: 18/08/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... Compartíamos tardes con Jay, fumábamos juntos luego de clases, salíamos a fiestas, bares u otros lados para divertirnos. Subíamos cerros y visitábamos pueblos cercanos, por ejemplo. Pero como amigos, yo con el pecho sano y al tanto de que era heterosexual. Recuerdo incluso que una vez me habló de que todas la vaginas son distintas y no sabes qué esperar al respecto en cada mujer. A menudo yo lo invitaba a casa de Beto, con mis amigos y él con los suyos. Me confesó que su eterno amor era una chica lesbiana que, aunque había cogido con él, por su orientación la cosa nunca prosperó ni prosperaría. La conocí. También a su hermano, de edad semejante y, en fin, éramos buenos amigos. Me parecía atractivo, pero no lo deseaba carnalmente. Yo tenía 19 años. 1.76 metros, 76 kilos, delgado, muy velludo de brazos, pecho y panza, blanco, cabello largo, quebrado y oscuro, anteojos, barba y bigote sin recortar. Creo que no soy mal perecido y a menudo hombres y mujeres me dicen que soy guapo, más aún en aquel entonces. Tengo voz fuerte y soy varonil sin esfuerzo alguno. Crecí en el barrio, donde es necesario desarrollarse firme desde niño para no ser maltratado. La gente tiende a sorprenderse cuando se enteran que soy gay o que mi pareja, hoy día, es un hombre. Alguna noche, al terminar clases nos quedamos a beber en los jardines de la universidad. Vivo en Michoacán, de donde es típica la charanda, un destilado de caña, alcohólico obviamente, muy económico por ser de la región y que lo pone ...
... a uno borrachísimo. Charanda estuvimos bebiendo. Se combina con soda, aunque yo la prefiero sola. De repente hasta me parece como si fuera un ron dulce. Bebíamos y fumábamos mota con otros estudiantes y algunos profesores. Pasaron de las 10 de la noche y le noté inquieto. Pensé que quería retirarse y se lo pregunté para irme con él pues nos quedaba el rumbo juntos y me contestó. "No, Eriko, no voy a ir a mi casa. Mejor vente conmigo, vamos con Miriam y Sofía al antro. " Y acepté. Nos despedimos de la concurrencia y nos fuimos a pie. Nos quedaba a 30 minutos caminando. En el trayecto compramos algunos tacos y seguimos. En las zonas solas, fumábamos de una pipa pequeña hasta que nos terminamos la yerba. Por fin llegamos al antro y ahí estaban sus amigas y otras personas más en la segunda planta, hombres y mujeres, amistades suyas que lo conocían principalmente de la universidad. Ya estábamos borrachos y drogados, pero seguimos bebiendo cerveza. En algún momento de la reunión, de la charla y de la borrachera, nos movíamos al ritmo de la música y sonó una canción que él le encantaba. No recuerdo cuál. Pero sonó y se emocionó el Jay, se incorporó, me miró a los ojos con su entusiasta y eufórica sonrisa. "Escucha, wey, ¡no mames!," dijo todo prendido. Así que se levantó, me tomó del brazo, me hizo levantarme, me tomó entonces de la mano y de la mano me llevó corriendo por el ahí para bajar así las escaleras y llegar igualmente de ahí tomados hasta la pista principal de la planta ...