Heil mama (Cap. 4)
Fecha: 23/08/2019,
Categorías:
Incesto
Sexo en Grupo
Autor: DocJoliday, Fuente: CuentoRelatos
... los dedos un buen rato. Ella se quejó un poco, pero pronto tuvo de nuevo las pollas de Chechu y Fonso turnándose para entrar y salir de su boca. Esta vez se lo tomó con más calma, la penetró despacio, dejando que el elástico esfínter se adaptase al grosor del cipote. Pero a Román no le gustaba tomárselo con calma y no tardó en sodomizarla como un animal. Durante la siguiente hora, más o menos, mis rapados amigos y mi querida tita se lo pasaron en grande. Todos ellos gozaron de su almeja chorreante y de su prieto ano. Intentó negarse a que Chechu se la metiese por el culo, pero los otros dos la sujetaron y la muy cerda terminó gozando con aquel grueso tronco embutido en su culito. Se la beneficiaron en todas las posturas que se les ocurrieron, hubo doble penetración, cabalgadas salvajes en las que mi tía demostró su buen estado de forma, e incluso le metieron dos vergas a la vez en el coño. Y no eran precisamente delicados con ella: la agarraban del pelo, le follaban la garganta sin miramientos, le azotaban las nalgas, le daban bofetadas y le escupían en la cara. El único límite que ella impuso, y que mis colegas respetaron, fue que no se corriesen dentro de su coño. Yo, por mi parte, no perdía detalle de lo que pasaba, y de vez en cuando hacía algún comentario o los animaba a que le diesen más caña. Llevaba tanto tiempo empalmado que el líquido preseminal había formado una mancha redonda en mis tejanos y me comenzaban a doler los huevos. Como mínimo, tenía que hacerme una ...
... paja antes de que todo terminase. Me bajé los pantalones y acaricié mi tiesa virilidad despacio, disfrutando del momento. El primero en correrse fue Fonso. Se arrodilló cerca de su cara y se masturbó con la punta metida en la boca de mi tía, quien la mantuvo bien abierta y le daba lametones. La lefa salió en espesos borbotones que ella se tragó sin muestra alguna de asco, y chupó a conciencia hasta que Fonso se apartó y se dejó caer en el suelo, agotado. Román se corrió en su espalda, después de darle por el culo un buen rato, y Chechu descargó también dentro de su boca. Al fin todos se apartaron, dejándola tumbada boca arriba en el sucio colchón, despatarrada, empapada en sudor y exhausta. Creo que se había corrido más de tres veces, y sus orgasmos era tan largos e intensos que se quedaba medio desmayada durante unos minutos. Miré su excitante cuerpo desde mi asiento y supe que no tendría otra oportunidad como aquella. Me importaba un carajo lo que pensasen mis colegas. Sabía que Chechu se había tirado a una de sus primas del pueblo, y Román tenía una hermana a la que a veces miraba de una forma nada inocente. En cuanto a Fonso, era un puto psicópata, y seguro que había fantaseado con todas las hembras de su familia. Si quería follarme a mi tía, no tenían derecho a juzgarme. Me levanté y me arrodillé en el colchón, justo entre sus piernas. —Joder, Paco... ¿Te la vas... a follar? —dijo Chechu, quien todavía no había recuperado el aliento. —¿Pasa algo? —pregunté, desafiante. ...