Mi primo Enrique (parte 1)
Fecha: 16/11/2017,
Categorías:
Gays
Autor: aidan, Fuente: CuentoRelatos
... se hubiera marchado. Lo hizo pronto. Antes de irse nos toqueteamos y nos besamos un rato más. Sergio estaría dos semanas de maniobras y entretanto no íbamos a vernos. Por la noche, a la hora de cenar, me excité contemplando a Enrique. Realmente estaba para comérselo. Traía el pelo oscuro suelto, un poco ondulado, y no se le veía ni rastro de vello. Sólo llevaba puesto un pantalón corto y se le marcaba un culito espléndido. El recuerdo de lo sucedido por la tarde me hizo lanzarme. Después de la cena Enrique fue a su habitación a jugar con la consola y yo me senté en el sofá ante el televisor. Me quité la camiseta y el pantaloncillo y me quedé en pelotas. Mi verga se puso dura en seguida y empecé a meneármela, muy suavemente. Llamé a Enrique: - ¿Por qué no vienes un rato acá? - ¡Vale! me respondió su voz desde la habitación. Pero cuando entró, se quedó sorprendido y no sabía si acercarse. Tuve que romper el hielo: - Tengo un calor que no veas, he tenido que ponerme fresco. Podrías hacer lo mismo. Aunque Enrique no llevaba más que el pantalón de deporte, pareció asentir a mi idea. - Pues sí, hace mucho calor esta noche. Y despojándose de su única prenda, se sentó a mi lado. Lo miré con expresión de deseo. Su polla estaba bastante desarrollada y no tenía ni un pelo en los huevos rosados y redondos. Sólo una pequeña mata de vello púbico, rizado y negrísimo, interrumpía su piel lisa y suave. Tenía una ligera erección. Alargué la mano y la cogí, y fui masturbándole lentamente. - ...
... ¿Todo bien? le susurré. - Sí ... sigue, sigue, Miguel ... - Venga, haz lo mismo Como no se decidía, tomé su mano y la puse en mi polla. Se sorprendió: - ¡Qué dura! ¡Y qué caliente! - Dale fuerte, arriba y abajo ... - La tienes mojada ... En efecto, mi verga estaba ya empapada de líquido preseminal. Sentía que me iba a correr pronto. Le ordené. - Acaríciame los cojones Mientras lo hacía con su mano libre, yo reemprendí mi masturbación y pocos segundos después solté una serie de chorros de leche sobre mi pecho y mi abdomen. Aceleré entonces mi presión sobre la verga adolescente y inmediatamente Enrique se corrió entre gemidos. Tomé parte de su semen con mi mano y me lo llevé a los labios. Era delicioso. - Tú también Enrique, tras una breve vacilación, hizo lo mismo con el mío. - ¿Te gusta? - Sí ... tiene un sabor raro. - Anda, vete a limpiarte y acuéstate. Mañana vas al colegio y hay que madrugar. Esperé un rato antes de acostarme. Pensaba en lo que iba a hacer al día siguiente. Con Enrique, claro. Quería iniciar la exploración de su culo. Pero hubo un imprevisto. Tuve que quedarme hasta tarde en la Facultad, terminando una práctica. Cuando salí había oscurecido un poco, y el ambiente era caluroso. Yo también estaba caliente y esperaba relajarme cuando llegara a casa. En los jardincillos exteriores de la Facultad me crucé con un tipo interesante: algo mayor que yo, con barba y gafas, que me dirigió una sonrisa y una mirada insistente. Le paré por las buenas: - ¿Tienes fuego? En ...