1. LAS BRAGAS DE MI CUÑADA


    Fecha: 11/06/2019, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Love areolas, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    ... ja, ja (riéndose con descaro), ¿y... si no ha sido el café... que ha sido?
    _ Tampoco ha sido para tanto (dije yo tontamente)
    _ Hombre, te has dado la vuelta en cuanto he entrado.
    Yo ya no sabía donde meterme y saliendo al paso dije:
    _ Claro como a las tías no se os nota...
    _ Ja, eso es lo que te crees tú...
    Aquella conversación me estaba alterando poco a poco, y cuando dijo eso mi polla empezó a crecer otra vez hasta marcarse de nuevo en mi pantalón. Yo me quede allí pasmado y empalmado a más no poder como un gilipollas delante de ella hasta que se fue de nuevo. Al cabo de un rato me dirigí a la habitación solo con la idea de meneármela a costa de esa zorra porque ya no aguantaba más. Ella se había metido en el baño y sonaba la ducha desde fuera así que me metí en la habitación y cerré la puerta casi del todo, me tumbé encima de la cama y comencé a hacerme una paja con  la visión de Carmen en bragas, no podía más... ¡Que culo!, ¡Que bragas!, ¡Que polvo tenía!.
    Estaba con una erección bestial, me la meneaba despacio pensando en como había visto a Carmen, sabía que no iba a durar mucho debido a la excitación y a como me había calentado la muy zorra. No había reparado en que ya no sonaba el agua de la ducha y me la menaba cada vez más rápido, tenia la polla a punto de estallar y yo jadeaba levemente de vez en cuando. De repente escuché un leve ruido al otro lado de la puerta, solo estaba entreabierta un par de centímetros y pensé... ¿estará Carmen al otro lado de la ...
    ... puerta...?, ¿estará mirando a través del pequeño resquicio?..., yo ya no podía más, me daba igual, ya no podía parar, de nuevo otro leve ruidito seguido de otros muy pequeños. Ya no había duda, Carmen estaba observando al otro lado de la puerta como yo me masturbaba, me reconfortó el hecho de estar con una empalmada de categoría, detuve unos segundos el movimiento y me la agarré por al base para que ella pudiese ver mi polla en todo su esplendor (un leve suspiro al otro lado de la puerta se escuchó en ese momento), ya no podía más y me la meneé ya sin ningún tipo de recato hasta correrme con ráfagas espeluznantes y jadeando ostensiblemente. Me había pegado un corridón, que corte ahora que se había acabado todo, y entonces oí a duras penas pequeños pasos como de puntillas alejarse de la puerta en sentido de la habitación de Carmen. Me limpié con unos pañuelos lo que pude y también las sábanas, al poco escuché a Carmen pasar de nuevo por delante de la puerta, esta vez sin disimulo y acto seguido cerrar la puerta de la casa, en seguida se oyó fuera el arranque del motor de su coche (vivían en una viviendita en una urbanización a las afueras de un pequeño pueblo próximo a la ciudad).
    	
    Esa mañana no dejé de pensar de vez en cuando en la pillada que me había hecho Carmen, aunque el problema era suyo que había sido la que me había espiado mientras yo me pajeaba dentro de la habitación, nadie la había obligado a mirar. Todavía me tuve que hacer otra paja pensando en la zorra de mi ...
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