Noches mágicas - Acto II - Relatos Eróticos

Noches mágicas - Acto II

... la tomamos allí, mientras esperamos.Caminamos un par de manzanas y llegamos a su portal. Subimos un par de pisos y entramos en un coqueto apartamento, luminoso y decorado con muy buen gusto. Me condujo al salón y me pidió que me sentara en un enorme y confortable sofá, mientras me preguntaba que quería beber. Sacó un par de latas de cerveza, unas jarras congeladas y me sirvió.Hasta entonces no me había parado a observarle. Era más alto que yo, un metro ochenta, delgado, cuerpo atlético, las facciones suaves, casi de mujer, el pelo rizado, no muy largo y los ojos negros. Me pareció bastante guapo.Me asaltó la duda de si sabría mi aventura con Sergio.- ¿Qué tal la otra noche con Sergio?- me preguntó, como si hubiera leído mi pensamiento.Me corté un poco, pero tuve el valor de contestarle.- Bien.- Me dijo que era tu primera vez y que habías disfrutado como un loco... ¿es verdad?Bueno si lo sabía, ¿a qué ocultar nada? Al fin y al cabo eran compañeros de piso y posiblemente amantes. Así que respondí.- Es verdad ¿el qué?, ¿lo primero o lo segundo?- Lo primero. Lo segundo, lo supongo, ya que vuelves para repetir ¿no?- Pues sí, ambas cosas son verdad, y me apetece un montón repetir la experiencia- me atreví a decir.- Me alegro- contestó.Se levantó y aduciendo que tenía calor, dijo que se iba a duchar y a ponerse cómodo.- Ahí tienes revistas, puedes entretenerte mientras.Me quedé solo en el salón y me acerqué a un montón de revistas que había encima de una estantería del mueble. ...

... Tiré de dos o tres de ellas. Eran publicaciones españolas de sexo, en cuyas pastas se podía leer la frase: “para hombres que entienden”. Las hojeé con curiosidad. Hasta ahora las publicaciones eróticas o pornográficas que había visto tenían como denominador común a la mujer: tetas, coños y culos. Las pollas sólo aparecían cuando estaban en algún agujero femenino o corriéndose encima de ellas. Pero estas revistas eran exclusivamente de desnudos masculinos, jóvenes luciendo sus penes enormes y tensos. Remiré una a una las páginas con curiosidad morbosa, con ánimo de mirar y remirar esos magníficos sexos que se exhibían. Casi sin darme cuenta empecé a excitarme. Mi polla iba tensándose por momentos y eso me parecía increíble. Quise ver más antes de que René saliera de la ducha. Tiré de una que tenía otro formato, más pequeño y con más páginas. Ésta sí era porno de verdad. Las fotos empezaron a desfilar ante mis ojos: tíos besándose la lengua, con las pollas en la mano, chupadas, sesenta y nueves, culos abiertos, pollas entrando y saliendo de ellos, gestos de placer, corridas a tope... Pasaba las hojas deprisa, queriéndolas ver todas, pero me detuve en una en la que aparecían tres jóvenes: dos haciéndose una mamada mutua, el tercero se la metía en el culo al que estaba encima mientras que el de debajo, con la cabeza entre las cuatro piernas sacaba la lengua para poder chupar ambas pollas, la del que era enculado y la del que enculaba. La foto era impactante, un primer plano con las ...