El albañil marroqui. (Cuarta parte) - Relatos Eróticos

El albañil marroqui. (Cuarta parte)

... de esos dos machos la cosa podía resultar dificil y dolorosa. Pero quiero intentarlo, es un sueño. Y como Kacem y Mehdi, en los últimos días, me han dilatado bastante el ojete no debería ser un problema... Los dos primos no se lo pensaron dos veces ! Uno se puso debajo mio, tumbado en la cama, y el otro cubriéndome por arriba. Primero me la metió el mayor, y su verga entró sin problemas. Cuando le tocó el turno al otro, a mi sorpresa, no hubo muchos más problemas ! Tras un leve forcejero estaban las dos dentro y los machos empezaron a bombear al unisono. No me lo podía creer : tenía los pollones de dos machos jovenes, dos marroquis "alfa", en el culo !!...  Y la sensación me estaba haciendo tocar el cielo !... Uno me agaraba por el cuello levemente, sin llegar a presionar y me soltaba algún escupitejo de vez en cuando... Vayas tres guarros estábamos hechos !!...

Estuvimos unos diez minutos en esa postura increible. Los tres estábamos gozando al máximo, gimiendo, gritando sin respirar. Sabía que en nada me estaría corriendo, y ellos igual.  Así que les pedí otro favor : que se corrieran en mi cara. Otra vez entendieron mi deseo. Debo reconocer que me encanta notar los trallazos de lefa en mi rostro. Sacaron sus pollas, me puse de rodillas en medio de la cabaña y ellos acercaron sus pollas. El primero ...

... en correrse fue el joven. Soltó siete o ocho chorros de leche caliente que impactaron en medio de mi cara, e inmediatamente su primo mayor se corrió de manera todavia más abundante. Era espectacular la cantidad de esperma que los dos tenían guardada en sus huevos !... Luego me golpearon las mejillas con sus miembros para soltar las últimas gotas de semen, y les lamí el capullo. Esa leche espesa y fragante era el mejor postre que los dos pescadores me podían ofrecer. Me lamí hasta los labios para saborear esa crema que desde mi llegada a Marruecos se había convertido para mi en una verdadera droga !

Tan pronto como los tres estábamos vestidos llegó Kacem. Habló con los dos primos que parecían decirle, riendose, lo mucho que habían disfrutado de este momento de intimidad... Kacem me propuso saludar a nuestros huépedes porque por la hora teniamos que regresar a casa. Los dos pescadores me abrazaron uno tras otro, y el mayor se tomó la libertad, riendose, de abofetarme en las nalgas. En el camino de regreso, Kacem me preguntó : "Entonces ? Lo has disfrutado mucho según ellos ?... Mejor así... Pero espero que no estés demasiado cansado, porque esta noche, para despedirnos, tengo que hacerte gozar otra vez... así habras ganas de volver aquí, en mi país, para disfrutar de los que se llaman verdaderos machos !"