Jarochos muy calientes. - 3 -
Fecha: 08/05/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Fernando, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
Como él me lo había prometido, mi amante de la noche me acompañó a la terminal de autobuses. Cruzamos de nuevo Veracruz, a través de los barrios antiguos, y se detuvo en una pizzería que conocía. El joven Jarocho tenía un buen apetito. Claro, debía recuperar su fuerza, con todo ese semen que me había regalado durante la noche y esta mañana... ! Yo estaba orgulloso de estar sentado a la mesa de un chico tan guapo y tan masculino. En mi cabeza había nacido esa loca idea de una relación entre nosotros. No ! no había nada entre nosotros. El joven gimnasta me lo había dicho repetidamente : esa idea me la debía sacar de mi mente ! No existía ningún sentimiento entre él y yo. Y sí él me había poseido varias veces, como lo habría hecho con una esposa, o algo así, era sólo por que como hombre necesitaba vaciarse las bolas, y yo sólo había servido a eso ! De ninguna manera me debía ilusionar : él era hombre, y no podía tener ningún sentimiento hacia alguien de su mismo sexo !... Pero, claro, sí un día quería que otra vez me cogiera, él quedaba listo para eso... Me hablaba en voz baja, para que nadie pudiera oir, pero me lo decía con firmeza, de manera que no tuviera ambiguedad.
Al salir de la pizzería, mi hermoso Jarocho quería pasar por la sala de billar, donde podría encontrarlo sí un día volviera a Veracruz. El bar, en la planta baja, estaba vacío, pero la dueña aseguró a mi amante que sus amigos estaban arriba jugando. Compré unas cervezas y seguí mi gimnasta por las ...
... escaleras. Subiendo, tenía delante de mí esos espléndidos glúteos que lamentablemente él no me había aceptado que tocara... más que con mi lengua. Sólo una de las dos mesas de billar estaba ocupada. Tres jovenes machos, con su taco en mano, rodeaban la mesa. Cuando vieron a su amigo, lo saludaron en voz alta. Los cuatros se dieron grandes palmadas en la espalda, igual que hombres de verdad, mostrando su alegría por estar juntos. Mi amante me presentó a ellos con un simple : " Es un amigo." Los demás entendieron desde el principio que tipo de amigo podría ser... El mayor, que tenía más o menos la edad del gimnasta, era un chico alto, vestido de tal manera a hacer resaltar sus cualidades físicas : una camiseta que dejaba ver biceps voluminosos y que insinuaba impresionantes pectorales, y un par de jeans de cintura baja que ponían de manifiesto las dimensiones de su bulto... Los otros dos, más jovenes, 17 o 18 años uno, no más de 15 el otro, eran chicos hermosos, con rasgos masculinos y una mirada traviesa. También estaban vestidos de una manera sexy, como lo hacen los varones para atraer la atención de las "viejas" de su edad, así como la envidia de los hombres maduros, que ellos se divierten a excitar, sin ir tan lejos para hacerles probar el sabor de su joven miembro...
Cuando les dije que de billar yo no entendía nada, todos, en un trastorno incomprensible, me explicaron las reglas del juego : que el jugador debía tocar con su bola otras dos, que el juego requiere estrategia y ...