1. ¡Mi hermana, mi mujer, ufff!


    Fecha: 10/09/2017, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... bruscamente de su abrazo y la lancé contra la cama. Estalló en una carcajada. ¿Qué pasa? ¿No te gusta? Cada vez me gustan menos tus jueguecitos. Pues es lo que hay muñeco, ya lo sabes. Te puedes buscar a cualquier puta de medio pelo para que te la chupe a cambio de que le hagas un retrato. Ninguna sabrá distinguir a un artista mediocre de otro con talento. Yo te quiero a ti. Gloria se levantó, tenía la falda arremangada, los pechos parecían a punto de saltar para liberarse del pequeño sujetador que los tenía aprisionados. Se acercó a mí, me pasó los brazos por el cuello. Yo también te quiero, amor, si no ya te habría dejado, no creas que no he tenido ofertas de otros hombres- se rió-. Pero te quiero a ti, tonto, aunque hay cosas que ya no me gusta hacer contigo- Se rió otra vez, acercando su cuerpo al mío, de puntillas. Noté la presión de su pubis contra el mío, ella debió sentir mi enorme erección, le gustaba verme así. Se volvió a reír sin separarse. Me quité la camisa mientras ella desabrochaba el pantalón. Al hacerlo mi polla emergió fuera del slip. Su recorrido fue corto, se detuvo enseguida al topar con el vientre de Gloria. Noté su suavidad. Era como terciopelo. Ella se puso otra vez de puntillas y me obligó a inclinarme contra la mesa de la habitación para reducir mi estatura. Dejó que mi pene pasara por entre sus muslos pero sin llegar a tocar su coño y juntó fuertemente las piernas aprisionándome. Me besaba el pecho, me mordía los pezones, me lamía el cuello. De ...
    ... vez en cuando levantaba la cara y buscaba mis ojos, con esa mirada de lujuria que sabía poner. ¿Te gusta así? En lugar de contestarle buscaba sus labios, quería morderlos, quería encontrarme con su lengua, pero ella apartaba la cara divertida. No, ya sabes que no quiero con la boca. ¿Por qué no cariño? Una vez, déjame una vez sólo... En lugar de contestarme se rió otra vez y cruzó las piernas con lo que la presión sobre mi verga empezó a hacerse insoportable. Intenté zafarme de ella pero al moverme la arrastraba conmigo, estaba literalmente anudada a mi pene. ¿Qué pasa muñeco, es demasiado para ti? No voy a aguantar mucho. Nunca aguantas mucho cuando la cosa sube de tono- Gloria sonrió y empezó a morderme el cuello mientras me pellizcaba el culo. Intenté soportar la presión del momento pero estaba muy excitado con aquella hembra aprisionándome entre sus piernas, dejando un reguero invisible de maquillaje a lo largo de mi pecho y mi cuello sudorosos. De repente, Gloria empezó a darme pequeños azotes en el culo, al principio en las nalgas, luego cerca del ano en el perineo rozando cada vez más los testículos. Mientras, soltaba gemidos apretando sus pechos contra mi cuerpo. Yo notaba el roce de sus duros pezones como si rayaran mi pecho con dos trozos de cristal. Su voz susurraba bajo mi oído. No vas a aguantar, más, lo sé, ya no puedes, luchas para nada. Cállate, zorra. Gloria se rió y como respuesta se apretó más contra mi cuerpo. Sentí que no podía aguantar ni un sólo minuto ...
«1234...37»