¡Mi hermana, mi mujer, ufff!
Fecha: 10/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... más. Los espasmos previos al orgasmo me recorrían todo el perineo y mi próstata parecía zumbar como un despertador. Al final la ola se transmitió a mi pene a pesar de que lo tenía fuertemente contraído, moví las caderas con violencia hacia delante y atrás, llevando a mi mujer conmigo que ni por un momento había aflojado su abrazo. Oía sus risas, notaba las convulsiones de mi polla transmitirse a sus muslos, y cedí totalmente en la lucha. Mi pene empezó a disparar semen a diestro y siniestro con una potencia acrecentada por la presión. Mi verga parecía un fusil que buscara con cada espasmo nuevo líquido que liberar. Fue extraordinario. Pero poco a poco las sacudidas se hicieron menos intensas. Mi pene se volvió menos consistente y quedó enteramente enterrado entre los muslos de Gloria mojándolos abundantemente. Sólo entonces ella descruzó las piernas, alejándose unos pasos de mí. Se inclinó palpándose el chochito, estaba brillante, su flujo recorría en un fino reguero de gotas la parte interna del muslo hasta encontrarse con mi semen un poco más abajo. Tenía una sonrisa pícara dibujada en la cara. Espero que no me hayas manchado el coño con tu esperma, guarro. Y acto seguido se dirigió al servicio. Volvió al momento con un poco de papel higiénico y un paño húmedo.- Quiero que lo limpies bien todo, no quiero ver una mancha. Yo me voy un ratito al bidé... La carretera volvió a mi cabeza. El paisaje había cambiado, el valle sea abría lleno de verdor y casi se olía el agua, su ...
... rumor brotar por todas partes. Los niños se habían despejado inquietos en la parte de atrás y Gloria suspiraba amodorrada. ¿Hemos llegado? Casi. En un instante entramos en el pueblo. Las casas de piedra y adobe me parecieron más luminosas. Todo parecía sonreír. Al llegar a la casa de mi madre aparcamos junto a la entrada. Dentro se oía una ligera algarabía. Se abrió la puerta y aparecieron mis sobrinos, que pasaron como una exhalación para abrazarse a sus primos que apenas habían salido del coche. De la puerta apareció también mi madre con la que me abracé durante un largo rato. Luego fue Gloria quien la besó preguntándole por su reúma y por sus plantas, sus dos temas preferidos. Bien hija, las flores me alivian la cabeza y parece que pienso menos en el dolor, ¡pero mírate, si estás cada vez más delgada! ¿Pero comes algo en la ciudad, hija? Lo cierto es que guardo todavía dieta para recuperarme del verano pasado. ¡Serás exagerada! Gloria y mi madre se reían cómplices, tenían una afinidad especial. A veces, pensaba que ella no se separaría de mí para evitar perder el contacto con mi familia, con mi madre y con mi hermana de la que era amiga íntima desde la infancia. La distancia con ellos no había cambiado sus sentimientos. ¿Dónde está Ana?- pregunté a mi madre. Ha ido a comprar pan, hijo, enseguida vendrá, tu hermana llegó ayer, apenas le ha dado tiempo a guardar sus cosas en los armarios. Entré cargando maletas, rodeado por los niños que habían empezado el primero de los ...