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Seducida por un maduro (yo 18 años)
Fecha: 01/01/2018, Categorías: Sexo con Maduras Confesiones Autor: Ale20, Fuente: CuentoRelatos
... un rato, te acompaño hacía el metro mientras te platico”. Le dije que estaba bien y me sentí más segura. Me dio la rosa roja que traía en su mano y caminamos un buen tramo mientras él iba conversando conmigo. Me preguntaba sobre mi vida, me contaba de la suya. Me platicaba sobre situaciones chuscas que le pasaban en el trabajo. Era simpático y me gustaba su tono de voz. Hasta apenas me iba fijando en cómo se había vestido: entre casual y elegante. Se había vestido en una forma que no era tan formal para verse viejo y en una forma no tan casual para aparentar inmadurez. Empecé a notar las formas de su cuerpo. Espalda ancha. Abdomen plano. Pecho firme. Buen trasero. Se notaba que hacía ejercicio. La verdad sí me atraía. Seguimos caminando rumbo al metro mientras me hacía reír con sus ocurrencias. Casi llegando a la estación me preguntó: “¿Ya estás más tranquila?” “Si” respondí. En realidad había conseguido que me relajara y le tomara confianza. En ese momento, en ese instante, mi suerte ya había sido echada. En unas horas me tendría en posición de 4 bien penetrada en la habitación de un motel cercano. ¿Y el ballet? Nunca lo mencionó. CAREO Llegamos a la estación del metro y me dijo que no podía ser grosera con él. Había tenido que salirse de su trabajo y perder tiempo para poder asistir a esta cita. De menos tenía que aceptarle el desayuno en una cafetería cercana. Como en ese momento él ya tenía ganada mi confianza acepté. Caminamos unas cuadras hacía una cafetería y entramos ...
... a desayunar. Adentro seguimos conversando armoniosamente, como si nos conociéramos de hace mucho. Jamás mencionó algo sobre tener sexo ni sentí alguna mirada libidinosa a mis pechos o piernas, en cambio, era muy caballero y atento conmigo. Me hacía sentir muy bien, cabe resaltarlo. Cuando terminamos de desayunar me volvió a pedir que lo acompañara, pero esta vez a un centro comercial. Necesitaba comprarse unas camisas y quería aprovechar que yo estaba con él para que le ayudara a elegir y diera el visto bueno. Acepté automáticamente. Me la estaba pasando bien. Salimos de la cafetería y casi enfrente estaba su camioneta. Parecía todo planeado, pensé. Subimos a su camioneta y manejó hasta el centro comercial. Ya adentro estuvimos dando la vuelta entre varias tiendas de ropa de caballero. Le ayude a escoger dos camisas, se las probó y las compró. Seguimos caminando y conversando, todo parecía tan normal. No mencionaba nada sobre el sexo y hasta llegué a pensar que la caliente era yo, que quizá él solo quería hacer amistad y conocerme ese día. “Ni modo, otro día más sin sexo”, me dije entre mí. En ese momento le hubiera aceptado cualquier proposición. Ya era completamente suya. “¿Te gustaría ir a algún lugar más íntimo?” ansiaba escucharlo. “Si, vamos” hubiera contestado. Pero no sucedió y yo no iba a ofrecerme. En vez de eso me preguntó a qué hora tenía que regresar a mi casa. Para ese momento iban a ser aproximadamente las 12pm y le contesté que como a las 3 o 4pm. Me dijo que ...