MATEO V FINAL
Fecha: 05/01/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... ideal para abusar sexualmente de él. Vas a bajar del auto y a caminar lejos, vas a tomarte el papel en serio, y como todo abusador, vas a ser violento y extremadamente cruel. Luca me observó asombrado por todo lo que acababa de oír. Y no tardo en entrar en acción. Era el Luca que yo conocía bien, atrevido y valiente como nadie. Me sujetó ambos brazos con fuerza y mirándome a los ojos hizo la pregunta: —¿Estás seguro de que es eso lo que tanto deseas? —No dudo jamás —respondí—. Y ninguno de los dos puede retractarse ya. Es a todo o nada. —Entonces que así sea. Luca bajó del auto no sin antes abrigarse bien, y en cuestión de segundos se perdió en la oscuridad. Él, a partir de ahora, era un perfecto desconocido para mí. Cerré bien todas las puertas del auto y apagué las luces del interior de este, me fui acomodando en el asiento trasero mientras pensaba hasta dónde llegaría todo esto. Los minutos pasaron con lentitud y faltaban unos pocos para que fuesen una hora. Me senté expectante y miré alrededor del auto, tratando de distinguir a Luca entre la maleza. El silencio era denso y la noche cada vez más escalofriante. A lo lejos pude ver el movimiento, se acercaba alguien a paso lento. Se detuvo a buena distancia, como si estuviera inspeccionando el terreno. No paso mucho para que se acercara y fuera rodeando el auto sin quitarme vista de encima; su mirada era la de un loco sediento. Intentó en vano abrir las puertas, acercando su rostro a la ventanilla y devorándome con los ...
... ojos. No lo vi venir, no puedo creerlo todavía. Y por eso lo relatare tal cual sucedió. Este sujeto entró en cólera al ver que no pensaba abrirle la puerta del auto. No fue con una piedra ni con una gruesa rama con la que rompió el vidrio de la ventanilla, fue con su codo derecho. Fue tal la violencia con la que golpeó el vidrio que no necesito de un segundo golpe. Grité ante el estruendo y el pánico, los pedazos del vidrio me alcanzaron y no hubo tiempo para ver si me habían causado alguna herida. El sujeto metió la mano y abrió rápido la puerta, entrando como un lobo hambriento. Me agarró las piernas y me arrastró hacía su lado. —¡Por favor, no! —grité una y otra vez. —¡Cerrá la boca, maldito maricón! —dijo, mientras intentaba asfixiarme. El sujeto me dio una trompada en la cara y no dudó en darme otra cuando vio que no me quedaba quieto. La ira que me invadió al ser golpeado por este sujeto, me transformó por completo. Lo empuje con todas mis fuerzas y le di una patada en la cara. Abrí la puerta que tenía mi lado y escapé. No se iba a quedar así como si nada, me las iba a pagar. Corrí a través del campo, con dirección a la ruta. Pensaba parar al primer auto que viera próximo y ver qué se le ocurría luego. Le hice señas al primer auto que se acercaba a toda velocidad, pero el maldito no freno. Cuando quise ver qué tan lejos estaba el sujeto de mí, este apareció de repente y me agarró de los pelos, para llevarme a rastras por el suelo. Entre tropiezos fui cediendo ante tal ...