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Jenny
Fecha: 22/01/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Seguí mi culeo y me detuve un segundo... le saco el bicho lentamente y ella abrió sus ojos de momento casi suplicante y me dice: "¡NO-me-lo-sa-ques!... ¡NO-me-lo-sa-ques!..." decía pronunciando cada silaba con coraje. Sus ojos mostraban furia y suplica a la vez. "¡Por favor!... papi... culéame... dame bicho... papito rico... ¡me-te-me-lo!..." Yo estaba en otro mundo. No sé si gemía o decía algo. Lo único que existía en ese momento era ella y yo. Nuestro amor y nuestro sexo. Antes de llegar a la cabeza, se lo empujo nuevamente y ella alza sus nalgas para encontrarme. Quería zafarse de mí. La culeaba despacio y ella estaba frenética retorciéndose debajo de mí y vi la humedad de sus lindos ojos castaños... suplicantes... las cejas fruncidas y mirándome profundamente: "Asíii... amor... asíii... ¡¡¡qué bicho tan rico!!!... ¡gó-za-me!... esta es tu crica... tu chocha... así... adentro..." Y alzaba sus piernas y sus nalgas al ritmo de mis metidas para sentirme bien adentro de ella. Yo sentía como si mi bicho ya no fuera parte mía y tuviese su propio control. Me miraba entrar y salir de ella y podía oler su sexo y su sudor como si estuviera en toda la habitación y me rodeara el aroma. Se lo metía con más fuerza y eso parecía incendiarla más. Yo casi me venía del gusto y tenía que controlarme. Fuertemente la mantuve en mi control y le saqué el bicho lentamente hasta dejar escasamente la punta entre sus labios. "¡NOOOOOOOO... maricón!... ¡NO-ME-LO-SAQUES!... ¡¡¡CARAJOOO!!!" Gritó ...
... roncamente, alzando su cabeza de la cama y estirando su cuello para mirar entre sus piernas mi bicho con las venas hinchadas y cubierto con sus jugos. Arqueaba su cuerpo violentamente para evitar perder contacto con el bicho que tan desesperadamente necesitaba. " ¿No querías que te jodiera? ¿Ah? ¿No querías que te castigara de gusto? Ahí tienes... ahora no puedes tolerarlo..." le dije roncamente. Le saqué el bicho completamente y me dejé caer a un lado. Ella salta como una fiera con su rostro distorsionado por la rabia y mirándome con furia. En su movimiento rápido, lanzó sus rodillas a cada lado mío y se sentó en mi duro bicho hasta sentir el choque de su pelvis contra la mía. Culeándome con furia y pegándome en el pecho con sus manos. "Papi, no seas cabrón... no me hagas eso..." decía llorando y así de pronto se dejó caer en mi pecho temblando, culeándome, besándome toda la cara y acariciándome con sus manos. Yo estaba a punto de estallar al verla así y le di la vuelta otra vez para ponerla debajo de mí. Una vez la tuve debajo, me alcé de ella soportado en mis rodillas y sin perder mi culeo le alcé las piernas hasta tenerlas abiertas a su lado y casi a la altura de sus hombros y se lo metí con fuerza. Ella grita casi herida... de esta forma la penetración para ella era tremenda, profunda. "¡SÍ!... ¡SÍ!... ¡ASIII!... ¡ASIII!... ¡CARAJO!... ¡¡¡ASI ES QUE ME GUUSTAAAAA!!! Gritaba roncamente. "Tienes que venirte..." le pedía yo suplicante. "¡¡¡Ya no puedo aguantar más!!!..." La ...