Mi particular noche de bodas
Fecha: 29/01/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... piernas apretaron el culo de Eduardo hacia mí, y mis dedos se clavaron en su espalda, dando paso a un sonoro, delicioso y prolongado orgasmo, digno de una mañana de domingo, pocos segundos antes de que Eduardo, en medio de un roncobramido, se vertiese dentro de mí, bañando mi vagina con su crema caliente. En medio del climax, Eduardo se desplomó sobre mí y hundió su cara en mi cuello, al tiempo que yo aún gozaba de los últimos espasmos del soberbio climax que acababa de experimentar. Tras un rato de abrazos, caricias, besos, risitas, mimos y carantoñas; me levanté para darme una ducha, dejando a Eduardo tumbado, exhausto y luciendo en su cara una tonta sonrisa, y un brillo especial en los ojos que daba cuenta de su deleite, y del regalo que nos veníamos rindiendo desde la noche anterior. Por mi parte, me metí en la ducha y dejé correr el agua caliente sobre mi piel. Tenía los ojos cerrados, y estaba disfrutando de la cálida ducha y del agua jabonosa deslizándose por todo mi cuerpo, desde el cuello a la curva de mis pechos, y desde el vientre hacia abajo por mis piernas, y por mi espalda hasta las nalgas. Me encontraba en una especie de trance cuando se abrió la cabina de la ducha, y Eduardo se introdujo en ella. Nos besamos, nos abrazamos nos acariciamos y nos enjabonamos mutuamente, nos hicimos arrumacos, y bajo la lluvia de agua caliente volvimos a hacer el amor, con nuestra piel resbaladiza a causa del jabón. Yo apoyada en la pared, con mis ...
... piernas abrazadas a su cintura, y mis manos aferradas a sus hombros. Eduardo sostenía mi peso agarrado a mis nalgas mientras me penetraba y nuestras lenguas se enredaban ansiosamente. Fue un coito breve, casi violento, pero no por ello menos placentero. No tardé en sentir un nuevo orgasmo, que vino precedido de grandes suspiros y gemidos por mi parte. Tras el polvo nos dimos una ducha rápida y nos vestimos. Eduardo se puso ropa de sport, y me llevó a casa a cambiarme, ya que yo no tenía más ropa que la que me había puesto para la boda. Me vestí rápidamente y nos fuimos a comer a mi restaurante favorito. Aunque ya era tarde, nos dieron de comer, ya que yo conocía a maitre. Después fuimos al cine, y a última hora de la tarde regresamos a casa de Eduardo, donde la nueva voluptuosidad recientemente encontrada nos llevó a hacer el amor una vez más. En estas dos últimas semanas me he visto con Eduardo casi todos los días, y hemos follado innumerables veces y en muchos lugares diferentes, en el coche, en la piscina, en la bañera, y desde los servicios de una discoteca a una pradera perdida en medio del Monte del Pardo. No sé si la relación se mantendrá en el futuro ni a dónde nos conducirá. Sólo sé que me siento feliz cada vez que le veo, que se me hace el tiempo eterno hasta la próxima cita, que me encanta vestirme sexy y provocativa para él, y que me vuelve loca en la cama. Incluso estamos planeando un viaje juntos a Noruega este verano. Ya os contaré...