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Historia del chip (040): Una mujer de mundo (Kim 015)
Fecha: 06/02/2018, Categorías: Grandes Relatos, Dominación Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... caderas y sus pechos iban de lado a lado sin remisión. Hubiera preferido ir desnuda. Eso en Córcega destacaba menos que ese vestido. Y los tacones le parecían ahora bajos comparándolos con los verticales. Supo que los había elegido Roger porque todo era rojo. Mike 2 le dio también unos pendientes de aro abiertos. Le indicó que no debían quitárselos nunca, ni siquiera en la cama, estuviera sola o acompañada. —¿Debo prostituirme? — preguntó Kim que no sabía cómo iba a pagarse una pensión o una simple comida al día. —Eso sería muy fácil. Roger prefiere que busques amigos. Pero no puedes estar con la misma persona más de cuatro horas cada día o repetir más de tres días seguidos. —¿Ni siquiera para dormir? — preguntó con ansia. Mike 2 le dio tregua. —No. La regla es para el día. Puedes dormir con quién desees. En ese caso tienes que hacerlo con los pendientes, las manos atadas a la espalda y una venda en los ojos. —¿Tengo que llevar el vestido siempre de día? ¿Incluso en la playa? — preguntó, más por fastidiarle al notar como estaba disfrutando pero sabiendo que su novia nunca obedecería como ella hacía. —Roger no ha dicho nada del tema. El vestido es extremadamente caro. No debes dejarlo tirado por ahí— dijo Mike 2. Lo pensó unos instantes. —Cuando quieras bañarte, deberás dárselo al camarero de un bar. Luego cuando te lo devuelva, le das una recompensa. Kim sabía a qué tipo de recompensa se refería. Para molestarle un poco, le dio las gracias antes de ofrecerle un beso de ...
... tornillo y regalarle una erección de caballo. Conocía esas vergas a la perfección y sabía qué hacer en cada momento para levantarlas. *__*__* Al cabo de una semana, Kim tenía tres amantes regulares y dos camareros en el bolsillo invisible de su vestido. Roger llegó un par de semanas después. Kim lo esperó con cierta sensación de inseguridad. Sabía que probablemente él había estado con alguna mujer, -o con varias-, pero ella había estado con perfectos desconocidos. Ni una sola noche había dormido sola. Roger ni preguntó cómo le había ido en el periplo por Córcega o sobre su vagabundeo con extraños. En cuanto la cogió por banda la llevó a la cama. Kim ya no estaba tan acostumbra a las borlas colgantes y el dolor la acompañó durante la penetración ardiente y necesitada de Roger. Ya duchados de nuevo y con Kim en su malla/vestido, -ya que Roger quería ver como le sentaba-, empezaron a hablar de sus aventuras. En tono de broma le preguntó si creía que tendría algún problema para sobrevivir si la depositaban en cualquier ciudad del mundo. —Creo que sabes la respuesta— contestó Kim. Tampoco le parecía gran cosa. Al salir a cenar, terminaron en un bar de playa que Kim conocía muy bien. Allí estaba uno de sus guardianes de vestido. Se lo presentó a Roger, que quiso conocer la historia con más detalle. Kim se la relató y pareció muy orgulloso. Por mucho que Kim creía conocer a Roger, no entendía qué tenía de fantástica la historia y este tuvo que explicarse. —El hecho de que no tengas ...