Con una escort familiar
Fecha: 06/02/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: arandi, Fuente: RelatosEróticos
... (ya de plano) la prepa con la idea de que se convertiría en actriz o modelo, sólo por su bella figura. Era obvio que al haber sido educadas por mi hermano, un total desobligado, salieran así, pero yo no podía decirle eso a Adriana, tenía que darle ánimos y eso hice. En fin, después del almuerzo nos fuimos a un hotel cercano (igualmente, era el habitual) y allí sí que desahogamos nuestros cuerpos. A ella, aunque se volvió a juntar con otro tipo, parece que no la satisfacen en casa y yo... bueno pues ya tenía ganas de saciar mis deseos y liberar la tensión como ya he dicho y la ex-cuñadita es buena para eso. No bien entramos al cuarto, yo la agarré de sus rollizas nalgas a dos manos. Sobre aquel pants que vestía, masajee y estrujé sus carnes que se desbordaban de mis palmas. Así, aún con la ropa puesta, nos besamos y acariciamos por largo rato. Dado que ella era jefa en su trabajo, podía llegar a la hora que quisiera, por lo que teníamos tiempo de sobra, así que me dispuse a disfrutar de aquella candente hembra. Poco después, ella se dirigió a mi entrepierna y bajó el cierre de mi cremallera, hizo a un lado mi calzón y sacó mi tieso miembro para introducirlo en su cálida boca y darme una de sus expertas mamadas. Ella sí que sabía cómo hacerlo. Mamó y mamó; succionó a diferentes ritmos y me lamió desde los testículos hasta el glande dejándome bien bañado de su saliva. Volteé hacia el espejo y fue inevitable preguntarme (como en otras ocasiones): ¿por qué el pelmazo de mi hermano ...
... dejó a una mujer como esa? Se tenía que ser muy pendejo para hacer cosa así. Y es que, además, lo hizo por una señora sobrada en carnes y pasada en años. Días más tarde también miraba hacia un espejo, pero esa vez el reflejo que me devolvía era el mío con una jovencita de diecisiete años completamente desnuda sobre mí, y que además era mi sobrina («si lo supiera su madre»). No podía creerlo, en tan sólo unos instantes más le enterraría el mismo miembro que ha hecho gozar a su madre antes que a ella. Tamara se desenvolvía como si las facultades de su madre le hubiesen sido heredadas. En ese momento la tuve sentada a horcajadas sobre una de mis piernas al mismo tiempo que me brindaba un habilidoso servicio oral. Sentirla totalmente desnuda sobre mí fue una sensación deliciosa, como nunca antes sentí. Pude percibir la frescura de sus labios vaginales encima de mi pierna mientras mi pene se bañaba dentro de su boquita. Siendo succionado por una boca más joven pero igual de habilidosa que la de su madre, supe que aquella pericia no sólo provenía de tal legado. Sus habilidades, notablemente desenvueltas, seguro que han sido pulidas por varias sesiones practicando el sexo con clientes, pero también con amigos y novios pues, según me contó su mamá, ella se ha encontrado varios condones usados en su habitación. Bruñendo mi pene firme pero suavemente con una mano, no dejaba de mamar mientras que con la otra acariciaba mis testículos haciéndome leves cosquillas. Sus mejillas se hundían ...