El Crucero y Nosotros. - Relatos Eróticos

El Crucero y Nosotros.

... y Francisco se sentaron. Empecé a conversar con ellos.- ¿Vosotros sois... Cómo decirlo.. Pareja?- No. Somos amigos. Buenos amigos. Nada más, dijo Roberto el moreno- Sí... Buenos amigos repitió Francisco el rubio.- Bien, aquí tenéis unas cervecitas bien frías que vienen muy bien con este calor... Salud!, y brindamos los 4. Susana entró al servicio a cambiarse.- Bueno, yo me voy a poner cómodo, dijo Roberto.- Y yo también, dijo Francisco.Ellos dos se quitaron esos tangas minúsculos que llevaban puestos y no dejaron nada a la imaginación. Ambos tenían sus pollas depiladas, pero lo asombroso no era eso. Era el inmenso tamaño de cada uno de esos órganos sexuales, aún estando flácidos. Susaña salió del baño desnuda completamente. Aquello me enervó.- Susana, esto me lo tienes que explicar!- Tranquilo Juan, esto tiene una explicación... Verás como nuestra vida sexual se había vuelto aburrida, digamos, pues decidí tomar cartas en el asunto y estamos ahora mismo en un crucero sexual...- ¿Qué?- Juan tranquilízate macho, me dijo Roberto tocándome el culo.Volteé a golpearlo con todas mis fuerzas. Agarró mi puño con una sola mano. Me dominó. Me dolió a mí.- Juan, escucha, dijo Francisco. Estamos aquí para ayudarte. Solo para eso.- Déjate ayudar Juan. Me dijo Susana.- Está bien.- Vale. Es un comienzo.- ¿Y ahora qué tengo que hacer?, pregunté.Lo siguiente que hicieron fue desnudarme entre ellos tres. Lo hicieron de una forma un poco ruda. Roberto rompió mis vaqueros con sus manos, Francisco ...

... hizo lo mismo con mi camisa. Y Susana rompió mis interiores. ME depilaron mi polla, y le aplicaron una crema. Vieron mi sexo, que estaba botando semen, y Roberto le pasó un dedo a mi glande y se lo dio en la boca a Francisco. Y después se besaron apasionadamente. Se agarraron sus glúteos de acero. No sabía dónde estaba Susana. Se había puesto de rodillas entre ellos dos, para mamarles sus pollas que ya eran del tamaño de mi antebrazo. Las alternaba, primero la polla negra, gruesa y luego la blanca, que tenía la cabeza expuesta. Francisco se acostó en la cama y Roberto empezó a penetrarlo con la totalidad de su inmensa verga. Yo me bajé de la cama para poder verlos mejor. Susana se acostó en la cama y le puso su coño en la cara a Francisco que empezó a chupárselo y a darle a ella orgasmos uno tras otro. Susana me pidió que me subiera a la cama, que me quería chupar la polla. Mi polla seguía flácida, a pesar del trío que estaba viendo. Francisco lubricó sus dedos y procedió a introducirlos por mi ano. Jamás en mi vida había sentido algo así. Mi ano que al principio se resistía con todas sus fuerzas, fue cediendo hasta que me introdujo dos dedos. No pude seguir de pie en la cama. Me puse en 4 patas, esperando el tercer dedo de Francisco, que no tardó en entrar. Aquellos dedos entraron tan profundamente dentro de mi ser, que los sentía como una parte fundamental de mí. Me tocó la próstata, lo que me produjo unos fogonazos de placer como nunca en mi vida. Susana me estaba besando ...