1. Mi adorada cuñada


    Fecha: 08/03/2018, Categorías: Incesto Hetero Autor: comendador21, Fuente: CuentoRelatos

    ... aceleradamente sus pezones totalmente erectos, se corre en un orgasmo fenomenal, tomándome de la nuca, y apretándome contra su sexo, frotando aceleradamente su clítoris contra mis labios, dándome a mamar el más exquisito elixir de sus entrañas, para acabar con un grito que debe haberse escuchado por varios vecinos del lugar. Después de unos cuantos estertores, que la hicieron saltar varias veces de la cama elevando al máximo su pelvis, y ya relajada me dice que es mi turno, porque esta noche ella quiere quedar satisfecha totalmente, por lo que hará que saque la excitación primera para poder gozar al máximo después, que sabía que mi calentura de ese momento era mucha, y se quedaría insatisfecha si yo procedía a penetrarla en esas condiciones, por lo que ella saciaría, la excitación primera, para gozar total y plenamente nuestras ansias mutuas de placer. Acto seguido, procedió a mamarme descaradamente, introduciéndose totalmente mi verga en su boca, hasta que sentí tocar su garganta, viniéndome en una corrida espectacular; y ella tragándose todos mis flujos; muy ricos me dijo, “pero ves que tenía razón, ahora disfrutaremos merecidamente, lo que ambos necesitábamos desde hacía mucho tiempo... ¿verdad?”, y se ríe sarcásticamente. “Sigamos”, dice, y vuelve a mamarme, hasta ...
    ... que mi pene vuelve a ponerse duro, “ahora sí estás en forma para satisfacerme”, dice, “penétrame hasta que no puedas más; y por donde se te ocurra, desde hace tiempo me estoy guardando parta ti; esta noche será tuya; ¡sé que es tu fantasía! ¡Te conozco muy bien!... ¡aprovéchame!”. Yo extasiado, sin creer lo que estaba ocurriendo, y con mi pene en su máxima expresión, me situó entre sus piernas, llevándolas sobre mis hombros; y procedo a penetrarla desesperadamente, hundiendo mi pene en un solo impulso hasta la raíz en el maravilloso tesoro de mi cuñada, bombeando rápidamente; ella, atenta al goce que pretendía alcanzar, me incita a que me calme, y lo hagamos lenta, acalorada, caliente, y morbosamente para alcanzar el máximo goce posible; pues está, será la primera y una de la pocas veces que podamos hacerlo conscientemente, en la plenitud de nuestros sentimientos conscientes de seres humanos que pueden controlar sus placeres; esa noche, gozamos interminablemente, cada relación era interminable, estuvimos haciendo el amor hasta que tuvo que retirarse a la supervisión del mediodía; que por cierto la realizó, terminada la tarde. Haciéndome notar nuevamente, que había sido ella, quién me sedujo la vez anterior por estar caliente conmigo desde el día en que nos conocimos. 
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