1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (40)


    Fecha: 09/03/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... saliva.
    
    —¡Por favor, créeme algo más! Estuve siempre muy pendiente de K-Mena, y te aseguro que ella llegó virgen al altar. Y sinceramente no creo que, a su regreso de la luna de miel con Sergio, después ella… Hubiese tenido ganas de acostarse con él. Me lo hubiera contado porque me tenía confianza, así como me detalló todo lo que sucedió en San Andrés, los cinco días que pasaron amándose, felices por tener finalmente, todo el sexo por el que aguardaron. Sé que eso fue otra de sus mentiras, para hacerse ver ante ti, como el tipo irresistible de siempre. ¡De eso estoy segura!
    
    Continua sin moverse, inanimado, mi amor agonizante. Mientras mis manos nerviosas pero vivas, descienden y bien abiertas, frotan de arriba para abajo, y viceversa, la piel desnuda de mis muslos.
    
    —Además, luego de… De esa primera vez en su casa, él quiso mantener conmigo el kit completo del cortejo. Pretendía que, en la pantalla de su móvil personal, un mensaje mío lo despertara cada mañana, o en el buzón de voz del teléfono empresarial, –antes de irme a la cama contigo– le diera a él las buenas noches, con el sonido de un beso mío para utilizarlo, no como somnífero, sino para soñar conmigo.
    
    —Por supuesto. Como era tu nuevo bebé… ¡Te necesitaba! —Carraspeando todavía acostado boca arriba, sumido aún en su natural reconcomio, Camilo lanza roncas sus puyas, como salpicaduras de aceite hirviente en parabólicas trayectorias, colisionando por completo en mis oídos, –tan ardientes allí– formando al ...
    ... instante ampollas dolorosas en mi alma.
    
    —A esos pedidos, me negué rotundamente, –Cierro mis ojos y continúo explicándole, asumiendo el ardor. – pues no quería convertir lo esporádico, en un concubinato digital, ni muchos menos exponerme a que por su fanfarronería, o por descuido, otros ojos se dieran por enterados. —¿Mejor levantarme para tomar ahora sí, de un solo trago lo que resta del cóctel?
    
    —Y en el día, cuando coincidíamos en la máquina expendedora del décimo piso, sin moros en la costa, o aprovechándonos de nuestras repentinas soledades en la sala de ventas de los apartamentos al sur de la ciudad, discretamente nos tomábamos una y más de mil fotografías, encerrados o por la calle, abrazados o con nuestras manos juntas y los dedos bien arrunchados. Solterón inconsciente y optimista, deseaba presumirme. Yo sensata y prohibida, inevitablemente terminaba por raparle el celular, y bajo amenazas de dar fin a nuestro incipiente amancebamiento, –y no frecuentar más el rectángulo de su cama– le borraba todas aquellas evidencias.
    
    —Mariana… ¿Puedes por favor, dejar de adornar tu romance? Me desagrada escucharte ya, hablar de ello. Mejor esfuérzate por salvar en algo tu pellejo. ¿No te parece? —Me aconseja, recomponiéndose un poco.
    
    —¡Ok, ok! Lo siento, pero es que yo no sostuve ningún romance, Camilo. En verdad lo que ocurrió, fue que él se encaprichó conmigo, y de mi parte solo fue una relación incidental; solo fue un recurso utilizado para mi conveniencia y por ello, ...
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