1. El Hombre de la Casa 11: Masajes


    Fecha: 13/03/2024, Categorías: Incesto Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos

    A partir de entonces, la dinámica en la familia mejoró bastante. Literalmente, de la noche a la mañana, las miradas recelosas desaparecieron y se transformaron en sonrisas tímidas cada que Raquel me plantaba un beso mientras estábamos en la mesa o en la sala. La adrenalina de las primeras veces que sucedía frente a ambas fue diluyéndose conforme avanzaba la semana. Todos los días, mi hermana llegaba de clases, tomaba un baño y lo hacíamos en su cama, en la mía, a veces mientras nos bañábamos y después de perderle el miedo al incidente con Julia, también usamos la sala. Mamá era la siguiente en llegar y aunque llegó a sorprendernos en medio de la faena en nuestros cuartos y sólo seguía su camino a su cuarto o a la sala para dejarnos en paz, procuramos en medida de lo posible que eso no ocurriera.
    
    A mi hermana nadie le quitaba de la cabeza la noción de que nuestra madre se excitaba de todo eso y sus constantes provocaciones no cesaron. Ya fuera pasearse frente a ella, hacer pequeños bailecitos o brinquitos para que sus curvas rebotaran apetitosamente hasta agacharse para darle una vista plena de su vagina y culo, el cual llegó a abrir con ambas manos.
    
    —¡Raqui, por Dios! No seas vulgar —fue la única vez que escuché una queja salir de su boca.
    
    Dirá lo que sea, pero no era ningún secreto que había empezado a hacer pequeñas escapadas a su cuarto o al baño, sólo para volver con nosotros a la sala o comedor después de unos minutos. Uno diría que no habría necesidad de ...
    ... quedarse con nosotros, ya que tenía una tele en su propio cuarto y no era obligación para ella usar la de la sala, ya que ambas eran igual de grandes. Terminé admitiendo que lo hacía para ver a su hija menor desnuda mientras la mayor no estuviera en casa.
    
    De nuevo, la presencia de Julia era la que ponía cierto orden en la casa y Raquel ya sabía a qué hora tenía que vestirse nuevamente. La cena era el momento para que todas platicaran de su día y al final, Raquel y yo nos subíamos al cuarto de alguno de los dos, a veces para terminar el día con una nota alta y, a veces, sólo nos acurrucábamos por horas antes de volver a nuestras respectivas camas. Por decoro, yo cerraba la puerta cuando el plan era coger, pero cuando no era el caso, era común ver pasar a ambas por el pasillo rumbo a sus habitaciones y darnos las buenas noches.
    
    —Voy a empezar a quedarme en las tardes. Vamos a empezar a ensayar para nuestra primera obra —informó mi hermanita, mientras veíamos videos en su celular estando en mi cuarto.
    
    —Eso son buenas noticias, ¿no? ¿Te tocó el papel principal?
    
    —Nah, soy recién llegada, soy una del grupo de amigas de la protagonista.
    
    —Por algo se empieza —dije para animarla.
    
    —Pero ya no vamos a estar juntos en las tardes.
    
    —A ver, a ver. Lo más importante ahora es tu carrera, yo voy a estar aquí cuando llegues a casa, sea a la hora que sea.
    
    —¡Jum! —refunfuñó—. Aunque lo digas así, es como si no quisieras tenerme cerca.
    
    —Serás payasa —la regañé mientras ...
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