1. El Hombre de la Casa 11: Masajes


    Fecha: 13/03/2024, Categorías: Incesto Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos

    ... impacientes por parte de Raquel, cuyos pies jugueteaban con mi pierna bajo la mesa, lo cual fue visto flagrantemente por mamá y Julia porque el mantel de la mesa no cubría por completo el cristal. Pude ver que ambas lo notaron y en cuanto terminé mi plato, fue mamá la que lo recogió para llevarlo junto al suyo a la tarja. Raquel se levantó y me llevó escaleras arriba mientras mamá nos daba las buenas noches en voz alta.
    
    Ella me quería llevar a su cuarto, pero decidí tomar las riendas y la jalé con fuerza al mío. Había entendido que la brusquedad no era algo fuera de las reglas, así que la arrojé con cierta intensidad al colchón y rebotó un poco antes de invitarme con esa sonrisa pícara que ya la caracterizaba. Nuestras bocas se ansiaban y me apresuré en ser yo quien la desvistiera por primera vez en mucho tiempo para poder bajar a aquella cuenca que tanto quería degustar.
    
    —Yo también te extrañé hoy, amor —dijo entre suspiros y con sus dedos encajándose en mi cabello.
    
    Mientras mi lengua y dedos horadaban y masajeaban alrededor de su cuevita y su clítoris, me di cuenta de cuánto había estado conteniendo mis ganas esa tarde y lo mucho que había estado acostumbrado a la rutina con Raquel. Me desvestí de la cintura para abajo y luché contra el impulso de jalármela mientras degustaba aquellas mieles, sólo podía sentir cómo se me ponía cada vez más y más dura. Hasta que no pude más y entré hasta el fondo de una vez al mismo tiempo que sellaba sus labios con los míos, ...
    ... anticipándome al grito que quedó ahogado así. Sus piernas me rodearon, mi señal para continuar.
    
    —No vayas a gritar —le dije en voz baja al separar mi boca de la de ella—. Cuide su voz, señorita actriz.
    
    —Y yo que pensaba deleitar al vecindario con mi voz de soprano —respondió con sarcasmo, pero susurrando.
    
    Un par de besos cortos más y su cuello fue el nuevo objetivo de mis labios. Ella agarró una almohada e hizo lo propio para amortiguar cualquier gemido que lograra escapársele, que no fueron pocos. Admito que la ausencia de su escándalo habitual se resintió, pero no podía quitarme de la cabeza la imagen de que, si mamá nos escuchara, seguramente tendría que aliviar la tensión en privado. Me desconecté un poco de la realidad con esos pensamientos intrusivos, estaba cogiéndome a mi hermana menor mientras me preocupaba que mi madre no se autocomplaciera escuchándonos. Menos mal no pensé en Julia o habría sido un cortón en seco terrible.
    
    Acabé dentro, como era la costumbre. Nos acomodamos y permanecimos acurrucados un rato antes de que me quedara dormido. Abrí los ojos a mitad de la noche y ella seguía acostada a mi lado, nunca antes habíamos pasado la noche juntos en la casa y aquello dibujó una sonrisa en mi cara… un par de segundos. La puerta seguía cerrada, pero se podían escuchar claramente gemidos, intensos pero amortiguados apenas por las paredes de la casa. Un nudo en la boca del estómago me asaltó y decidí levantarme para encender la máquina de ruido blanco, subí ...
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