El Hombre de la Casa 11: Masajes
Fecha: 13/03/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos
... el volumen hasta que se mitigaron los ruidos casi por completo y al fin pude regresar a la cama. La ventaja de no escuchar aquello y la magia del ruido blanco me hizo abrir los ojos hasta la mañana siguiente.
Despertar con Raquel a mi lado despertó el recuerdo de esas mañanas en el hotel y la desperté con un beso en la mejilla y una nalgada suave.
—¡Ándale! Ya casi son las 5 —le dije antes de bajar a preparar el desayuno.
Ella gruñó mientras se estiraba como un gato al despertar y cerré la puerta para que nadie más la viera desnuda en mi cama.
—Qué considerados por no gritar anoche —era Julia, preparada para entrar a bañarse—. Pero más te vale poner un trapo o algo que amortigüe a la cabecera.
Me hirvieron las orejas de vergüenza y ella sólo se rio al entrar al baño. Me había levantado un poco más tarde, así que recurrí a los viejos y confiables huevos estrellados, pan tostado y guacamole para no pecar de mediocre. Mamá se sentó primero.
—¿Durmieron bien? —preguntó en tono burlón.
—Un poco, me desperté a media noche —contraataqué en el mismo tono, a ver si le daba pena el show que escuché en la madrugada—. ¿Tú, qué tal?
—Bien, bien… gracias —dijo, quitada de la pena, frunciendo un poco el ceño como si no entendiera mi indirecta—. Me fui a dormir cuando los ruidos de la cabecera pararon.
—¿Verdad? —dijo Julia al tiempo que se sentaba—. Cuida eso, hermanito.
Ambas soltaron risillas que fueron más incómodas que burlonas, después de todo, estábamos ...
... hablando de un par de hermanos cogiendo. Por más normalizado que fuera, era algo raro. El silencio hiendo presente poco a poco hasta que bajó Raquel.
—Luís, creo que me lastimé el cuello, no sé cómo me dormí anoche.
—Vas a tener que hacerle un masaje también, hijo. Y sean cuidadosos, ya no sean tan bruscos.
Fui por el ungüento al botiquín, haciendo caso omiso al color rojo tomate en la cara de Raquel, entonces recordé que lo había dejado en el cuarto de mamá. Llegué lo tomé del tocador y al ver el reflejo en el espejo, algo llamó mi atención. Era un objeto rosa chicle que se asomaba de uno de los cajones del clóset, había visto suficientes películas y videos en Internet para saber lo que era y me fui corriendo escaleras abajo. Apliqué el gel donde mi hermana me dijo que estaba localizado el dolor y fui masajeando lentamente hasta llegar a los hombros y mientras lo hacía, me convencí de que el cuerpo de mamá no había presentado ninguna rigidez el día anterior.
Todas se despidieron y Raquel lo hizo con un pico en la boca, con la confianza que le dio escuchar las burlas de mamá y Julia por los ruidos que hicimos en la cama anoche. Por mi parte, todo aquél asunto de mamá me estaba dando vueltas sin parar, lo del masaje, los ruidos en la noche y ahora, el juguete sexual. A ver, cada quien tiene derecho a sentirse incómodo con algo, para mí era el pensar en mamá como una persona con… “necesidades sexuales”. Tan pronto se fueron, subí a su cuarto y comprobé de una vez la ...