1. El Hombre de la Casa 11: Masajes


    Fecha: 13/03/2024, Categorías: Incesto Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos

    ... forma que tenía ese juguete. ¿Cómo podría ponerlo en palabras? Sentí coraje, no hay otra forma de describirlo. Arrojé esa cochinada al colchón, no iba a romperlo y tener que dar explicaciones más tarde. Había visto porno con temáticas de madre-hijo, madrastra-hijastro y claro que me prendía el morbo, pero nunca, jamás había pensado en mi propia madre de una manera que no fuera tal. Mil y un ideas cruzaron por mi mente, llegué a pensar incluso en ordenarle que dejara de… hacer eso en casa.
    
    Fue tal mi indignación que revisé en los documentos del curso de hipnotismo acerca de aspectos de índole sexual y comprobé que la razón por la que no recordara algo parecido era porque simplemente no era un tema de estudio que se incluyera en el material. Me puse a revisar conductas comportamientos nocivos y adicciones, formas de reprogramar a un adicto para dejar su vicio. Al leer el texto, vi con frecuencia los términos “adicción”, “conducta autodestructiva”, “vicio”… y poco a poco, empecé a darme cuenta de lo que estaba haciendo. Era un menso egoísta, justo como había dicho Raquel.
    
    “¿O sea que cogerte a tu hermana, en la casa de tu madre, con ella y tu hermana escuchando todo es algo aceptable pero nadie más tiene derecho a… ser feliz?” Era como si escuchara a Julia regañarme al respecto si se enterara de lo que estaba pensando hacer. “¿Qué acaso no crees que mamá tiene derecho a una vida sexual?”, “¿Crees que se embarazó por el Espíritu Santo o algo así?”. ¡Vaya! De verdad me ...
    ... estaba volviendo loco. Me sentí mal de un regaño imaginario por algo que ni siquiera había hecho, pero funcionó.
    
    Limpié a conciencia y cabalidad toda la casa. Me deshice del polvo y esos sentimientos fueron desvaneciéndose con cada sacudida, cada barrida y trapeada en cada cuarto de la casa. Comprendí el poder terapéutico de limpiar desde niño, pero nunca antes había sentido tal efecto reparador como aquél día al quitarme la suciedad y sudor en la regadera.
    
    —Luís, hijo. ¿Crees que me puedas ayudar de nuevo con un masaje, por favor? —me preguntó mientras veía uno de los shows en los que trabajaba Julia.
    
    Empecé el masaje ahí mismo, dejé que siguiera viendo la tele y de paso evitaba volver a su cuarto.
    
    —¿No te gustaría trabajar de masajista en el gimnasio, hijo? Te lo juro que lo que hacen allí no es nada comparado con lo que tú haces. Aunque quién sabe si te pidan licencia para poder entrar allí.
    
    Rechacé su propuesta lo más amablemente que pude, no tenía interés en estar rodeado de hombres sudorosos y tipas que bien, podrían o estar completamente tonificadas, o totalmente fuera de forma. Sin mencionar la interacción, las pláticas banales por convivencia… preferiría ser mesero de nuevo, lo cual ya estaba fuera de mis planes de por sí.
    
    —¿O crees que podría traer a un par de amigas aquí? Me hice amiga de alguien que necesita con urgencia uno de tus masajes, hijo. ¿Puedes? Estoy segura que hasta pagarían bien.
    
    La plática siguió y poco a poco, fui siendo acorralado ...
«12...567...12»