1. El Hombre de la Casa 11: Masajes


    Fecha: 13/03/2024, Categorías: Incesto Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos

    ... Queen-size le permitía extenderse a lo ancho, sin que tuviera que mover las almohadas. Me situé frente a ella, unté el gel en su cuello y lo esparcí hasta donde el cuello de su blusa me permitía bajar en su espalda. Estaba normal, no estaba tensa, así que fui bajando hasta los hombros y luego, hasta los brazos por encima de la prenda. Había investigado por cuenta propia sobre los músculos para evitar lastimar a mamá aquellas primeras veces que le di masaje y aprendí que habían dolores reflejo y me dirigí a los brazos para descartarlo, de hecho, no encontré rigidez en ninguna parte de su cuello o espalda.
    
    —¡Ah! Se siente muy bien… podrías dedicarte a esto, hijo. Me relajo de inmediato contigo, la masajista del gimnasio nomás me deja más tensa.
    
    No encontré alguna zona que no estuviera relajada y me pareció extraño, sólo repasé la parte de la espalda superior y me enfoqué hasta la altura de los omóplatos.
    
    —¿Me desabrocho el brasier?
    
    —No, no… si lo que te duele es el cuello, no es necesario.
    
    —Mira, la verdad es que me está molestando un poco.
    
    Y sin avisar, se llevó las manos a la espalda y sobre la tela de la blusa, desabrochó la prenda debajo y se quedó inmóvil. Tuve que ser yo quien volviera a extender los brazos a sus costados y seguir con la zona superior de la espalda.
    
    —¿Puedes bajar un poco más? Un poco más, un poco más…
    
    Me estaba costando seguir bajando por su espalda, me estaba inclinando cada vez más y en algún punto, di un paso al frente para ...
    ... evitar caer de frente y su cara fue impactada por la mezclilla que protegía el cierre de mi pantalón. Vamos, le embarré la entrepierna en la cara. Me separé de inmediato y le pedí disculpas sin parar mientras ella me repetía que no me preocupara. Insistió en que siguiera y para evitar que aquello se repitiera, me coloqué sobre ella y le puse atención a su espalda baja. Yo estaba sudando de nervios y quise acabar rápido, me seguí con las piernas y las pantorrillas antes de que me lo pidiera y tan pronto terminé, me bajé del colchón y retrocedí.
    
    —Gracias, la verdad sí me ayudó. ¡Ay, ay! —Se llevó las manos al pecho al recordar que se había desabrochado el bra y aproveché para abandonar su cuarto.
    
    Raquel llegó poco antes que lo hiciera Julia, así que no tuvo tiempo de sus actividades nudistas, aunque eso no evitó que me llevara a su cama y me comiera la riata con ansias. Los pasos de mamá se escucharon fuera de la puerta cerrada y escuché el ruido de la regadera mientras mi hermana succionaba sin disimular y me devolvía una mirada fogosa. La voz de Julia nos anunció su llegada y fue cuestión de segundos que acabara dentro de la boca de nuestra hermanita, con sus peluches de testigos. Me levanté para bajar y preparar la mesa para la cena, no sin antes sentir una mano que no quería soltarme. Los ojos de cachorro de Raquel no impidieron que se diera la cena, así que sólo le dije que esa noche ella sería mi postre y sólo así fui liberado.
    
    La cena estuvo llena de miradas ...
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