Dominada y humillada 14 - Relatos Eróticos

Dominada y humillada 14

[...]

Cómo iba a abrir la puerta en esa situación, desnuda, y con los ojos vendados con unas bragas... La petición me parecía absurdamente degradante, pero no se me ocurría ninguna forma de evitarla.

- Sí... mi ama. - Contesté dubitativa.

Privada de la vista y llena de nervios, me dirigí hacia la puerta. Por el camino recibí un azote de mi "divertida" hermana, a quien parecía hacerle gracia la situación. Tras coger aire, abrí la puerta lentamente y, desde detrás de la puerta, pregunté:

- ¿Quién es?

Para mi sorpresa, no hubo respuesta. Cuando empecé a pensar que no había nadie, escuché unos pasos entrar en la casa, sin ninguna invitación por mi parte y, repentinamente, se cerró la puerta.

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Cuando se cerró la puerta, mi corazón se aceleró. Instintivamente, intenté tapar mis intimidades y no podía quitarme de la cabeza la ridícula imagen que debía estar ofreciendo con las bragas de Melani tapándome los ojos.

Sin dirigirme ninguna palabra, el anónimo invitado me levantó las manos sin mucho esfuerzo, dejándome totalmente expuesta a sus caprichos, y empezó a pellizcarme los pezones. Noté como se acercaba a mí y, en un susurro, me dijo que gimiera. Era una voz masculina, calmada y, a la vez, inquisitiva. Pese a no reconocer la voz, tenía tan interiorizado mi rol como sumisa que empecé a gemir, suavemente, pues no quería que mi hermana me escuchara.

- Quiero que te oigan. - Volvió a ...

... susurrar, esta vez su voz me resultó familiar.

Empecé a gemir cada vez más fuerte, mientras el anónimo invitado me manoseaba por todas partes. Tras haber gemido suficientemente fuerte como para que me escucharan los vecinos, noté un fuerte tirón en el collar y empecé a andar a ciegas hasta el comedor, dónde estaban Melani y mi hermana.

- Hola chicas.

- ¡Hola amor!

En ese momento entendí quién era el misterioso chico, se trataba de Juan, el novio de Melani.

- ¿Tú debes de ser la hermana de la perra?

- Así es. - Contestó mi hermana.

- Ese par de tetas es más bonito que el de la perra de tu hermana eh.

Debido a este comentario, supuse que mi hermana no se debía haber tapado la parte superior. Además, el comentario debería haberme parecido vulgar y de mal gusto, pero en vez de esto me hizo sentir envidia, aunque sabía que lo decía solo para humillarme ¿no? Mi hermana reaccionó de una forma parecida, pues en vez de enfadarse, contestó con un alegre "gracias".

Mi señor Juan me tiró de mi collar de perra hasta colocarme de rodillas en frente del sofá, donde se sentó.

- Perra, sácale brillo a las hermosas tetas de tu hermana con la lengua.

Antes de que pudiera localizar a mi hermana, su mano me agarró el collar y me dirigió hasta sus tetas, que empecé a lamer tal y como me habían ordenado. Para mi sorpresa, mi hermana me colocaba la cabeza a su antojo para que "no le tapara la vista a Juan mientras le limpiaba las tetas".

- Me ha dicho Melani que tu ...