1. Un mal día (2 de 6)


    Fecha: 22/03/2024, Categorías: Confesiones Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... prenda. El torso descubierto era blanco, flaco y desgarbado. Igual que sus piernas.
    
    Me abalancé sobre Ulises y lo abracé como si se tratara de un amigo al que no veía desde hacía tiempo. En apenas un segundo, al sentir la tibieza de su cuerpo desnudo contra el mío, recapacité sobre lo desmedido de mi reacción.
    
    —Perdón… Perdón por reaccionar así. Perdón por despertarte tan temprano. Soy Verónica, tu vecina.
    
    —Sí, Verónica, te conozco…
    
    —Claro… Somos vecinos, jaja…
    
    —¿Estás bien?
    
    Entonces noté que el chico me observaba detenidamente el lado izquierdo de la cara. El lado manchado… ¡Dios… Qué vergüenza! Muy en el fondo de mi mente sentí un odio irracional hacia mi novio. Pero no había tiempo para eso.
    
    —Tengo un problema y necesito pedirte ayuda.
    
    —¿Ajá…? —Ulises se rascó la cabeza en un gesto de intentar prestar atención.
    
    —Tengo que estar en Retiro a las 9 para una entrevista de trabajo muy importante, ¡La más importante de mi vida! Y me levanté con el pie izquierdo —Obviamente, me salteé la conducta abusiva de Emiliano y el orgasmo frustrado de la primera mañana, y fui directo al grano—: Me cortaron el agua y necesito bañarme para ir presentable a la entrevista.
    
    Su mirada volvió sobre mi rostro pero además giró levemente hacia mi cabello, como si hubiese detectado algo extraño. De ningún modo iba a darle explicaciones o excusas sobre aquello.
    
    —¿Querés usar mi baño? —preguntó, intentando ir al grano.
    
    —Exacto. NECESITO bañarme. Acá tengo la ropa, ...
    ... la tolla, todo... hasta el champú — Y le mostré el bolso— Solo necesito una ducha con agua. ¿Podrá ser?
    
    Me miró de arriba a abajo con una parsimonia irritante dado mi estado de ansiedad.
    
    —Claro. Pasá. —dijo finalmente él semidormido y sin pantalones. Y me abrió paso a su departamento.
    
    —Acá está el baño. Deme un minuto que me lavo los dientes y te dejo.
    
    —Claro, Gracias.
    
    Ulises entró a su cuarto sacó unas cosas de allí y luego se encerró en el baño. Cada segundo que pasaba era una eternidad. Necesitaba saber la hora pero no tenía reloj y me había dejado el celu olvidado en casa.
    
    —¡Disculpame! —Le grité desde el otro lado de la puerta— ¿Me podrás decir la hora?
    
    —No tengo acá. Fijate en la compu, en mi cuarto.
    
    Nunca había entrado a un departamento “B” pero sabía que eran más chicos que los “A”. Ahora lo comprobaba. Solo tenía un cuarto en lugar de los dos del ala “A”. De todos modos se me antojó demasiado para un adolescente solo. De hecho, comparado con mi vieja residencia estudiantil, era un lujo.
    
    Entré al cuarto. Ulises tenía armado allí su bunker con una cama pequeña debajo de la ventana; frente a la puerta, ocupando la centralidad del cuarto, estaba la computadora con dos monitores de gran tamaño y una butaca estilo gamer. El escritorio donde estaban los monitores estaba atiborrado de cosas en un desorden total. A simple vista se veía un teclado iluminado con luces de colores, un mouse, comics, un desodorante en aerosol, auriculares gigantes, una ...
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