Dos pares de gemelas (18)
Fecha: 23/03/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: tauro47, Fuente: TodoRelatos
... apalancado en la cama. Pili daba puñetazos en la sábana y la mordía con rabia, pero cuanto más se agachaba más honda le entraba.
Poco a poco se fue conformando y empezó a gemir y jadear, ya era inevitable, el culo le ardía pero le gustaba, yo le iba echando saliva y lo agradecía, se corrió entre mis brazos, lo noté al contraer el esfínter.
Lo hizo con pocas ganas, pero me dejó una polla reluciente, sin rastro de leche ni de nada, cuando terminamos se sentó con cuidado a mi lado y me dijo que estaba dispuesta a volver a“limpiarme” las veces que hiciera falta. Se lo agradecí y le pagué lo acordado, más una propina extra por la limpieza de mi polla, que no estaba previsto.
Se lo conté todo a Fina, nos reímos un buen rato y lo más gracioso fue, que en ese momento Ángel bajó al almacén y nos dijo.
Nos miramos y nos descojonamos de risa, Fina me miraba y no se lo creía, le sacamos todos los detalles y el chico se fue orgulloso, mientras que Pili no se podría sentar en días, más lo que le esperaba en adelante.
Aquella mañana me levanté“raro”, algo me preocupaba pero no lo podía concretar, había dormido mal, con sobresaltos y eso no era mi costumbre.
Cuando llegué a casa de Teresa, después de ir al banco, seguía malhumorado sin saber de qué, al ir a abrir el ascensor me encontré con Clara, que bajaba con el carrito de la compra, apenas la saludé y la empujé hacia adentro del ascensor, no la deje salir y pulsé al último piso.
Ella me miraba y no comprendía, ...
... hasta que la arrinconé y empecé a besarla por el cuello apretándole las tetas por encima de la ropa como si estuviera enajenado.
Cuando estábamos entre dos pisos pulsé el Stop y el ascensor se quedó parado, mis manos no paraban de meterse entre la ropa de Clara sin ningún orden, en realidad quería saber que me agobiaba, mientras Clara pacientemente aguantaba mis envestidas, cuando pulsé el botón de bajar se arregló la ropa con cuidado sin decirme nada, yo llevaba la cara llena de carmín de sus labios, pero en resumen no le había hecho nada serio.
Me despidió con la mano como se despide a un extraño y yo volví a subir hasta el piso de Teresa. Entré con mi llave y recorrí el pasillo sin pararme, al pasar frente a la habitación de las gemelas las oí cuchichear, se reían en voz baja sin poder entender lo que decían.
Entré en la habitación de Teresa sin llamar, todavía estaba durmiendo y no la desperté, me desnudé y me colé debajo de su sábana sin decir nada. Teresa estaba de lado, con la mano rocé su culo y me di cuenta de que no llevaba bragas, como solía, luego la fui subiendo hasta agarrarle una teta que se apoyaba sobre la otra y rodeé el pezón hasta hacerlo salir.
Me arrimé a ella por detrás y pronto mi polla buscó entre sus muslos, ella notó el calor de mi capullo e instintivamente levantó la pierna, al momento entré en ella sin mucho cuidado.
Ya no hablamos más, me pegué a su espalda y me apreté entre sus muslos, metiéndole la polla hasta donde podía. A ella le ...