El nuevo maestro del pueblo (6)
Fecha: 30/03/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
La merienda con Rosa
Me vestí y nos pasamos los números. Después llamé a la condesa y a los pocos minutos llegó Joaquín con el mercedes a la parte trasera. Me llevó hasta el palacio y quise coger mi coche sin entrar, pero Elena salió a llamarme.
- Señor, la condesa quiere verle.
Resoplé y entré de mala gana. Elena me llevó hasta la sala donde debían esperar todos los que iban a verla. A los pocos minutos apareció.
- Que tal te ha ido?
- Bien.
- Solo bien?
- Por qué lo dice?
- Conozco a Virtu, y si te has acostado con ella, que seguro que lo has hecho… la respuesta no puede ser tan solo “bien”.
Estaba claro que Genoveva conocía cómo era Virtu sexualmente y quería que yo me explayara con detalles.
- La verdad es que es una tía fantástica follando. No lo hemos pasado de maravilla.
- Eso es otra cosa. Supongo que se ha quedado contenta.
- Bastante.
- Y querrá repetir.
Joder, me quería sacar todo la muy zorra.
- Pues si. Supongo que quedaremos otro día.
- Eso me gusta. Esa chica ya necesitaba a alguien como tú. Supongo que me habréis dejado a parte para vuestra próxima cita. Eso no me importa, pero cuando se produzca quiero que vengas a informarme en persona. Lo has entendido?
Su seriedad era absoluta, y su forma autoritaria a veces daba miedo. No me atreví a vacilarla, y accedí de forma sumisa a su petición.
- No se preocupe condesa, la informare de inmediato cuando ocurra.
Dio media vuelta totalmente erguida y se perdió ...
... por la puerta por la que había aparecido. Salí de la casa, me monte en el coche y me marché. Antes de llegar al pueblo paré para reflexionar. Lo primero que pensé es que esa zorra me dominaba con su dinero, había sido tanto el que me había ofrecido que la dejaba que me gobernase como a uno de sus sirvientes. Tenia que conocer a más gente del pueblo para poderme enterar de más cosas de ella, aunque era muy astuta y no parecía dejar nada al azar.
Recordé que había quedado con Rosa para merendar y resoplé de nuevo. Acababa de echar un polvo bestial, bastante difícil de superar, y menos ese mismo día. Solo esperaba que Rosa no fuese como Eva, y que la merienda fuera tranquila.
Decidí aparcar el coche donde me hospedaba y llamar a Rosa antes de ir. Ya eran las siete de la tarde y esperaba que ya no fuese una hora adecuada para la merienda y anulará la visita.
- Hola Rosa. Te llamaba porque se me ha hecho tarde.
- No importa. Es buena hora.
- Pero el sol está a punto de ponerse y a lo mejor no le parece bien a tu marido, o a los niños.
- No te preocupes por eso. David no llegará hasta casi las diez, y los niños ya han merendado y se irán a sus habitaciones a jugar.
No me pude negar y me dirigí andando hacia su casa. Vivía en la misma calle que mi patrona y tardé poco en llegar. A esa hora ya había caído el sol tras las montañas y la luz comenzaba a escasear. También la temperatura bajaba bastante y los pocos habitantes, la mayoría de edad avanzada, se habían ...