El nuevo maestro del pueblo (6)
Fecha: 30/03/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
... acercó hasta mí y se inclinó dejándome ver casi e la totalidad de sus tetas. Apenas dejo sus labios a unos centímetros de los míos para susurrarme.
- Nos contamos los detalles importantes, como que besas muy bien y que tienes un buen pepino.
No me dio tiempo a responder. Pegó sus labios a los míos y sentí como penetraba con su lengua en mi boca. Fue un beso lascivo en el que sentí sus finos labios abrazar los míos y su larga lengua recorrer cada rincón de mi boca. No había dulzura ni ternura, tan solo pura lujuria y un arrollador deseo. Metí la mano bajo su bata y le agarré uno de sus muslos. No eran gruesos, pero la carne era dura y la piel tersa. El desenfreno aumentó, y sentí como me devoraba la boca como una leona a su presa.
En ese momento oímos la puerta. Con rapidez se apartó de mi y se abrochó los dos botones.
- Ya… estoy… en casa! – oímos la voz de David.
- Hola cariño! Que pronto hoy.
- Es que… se me ha… dado bien. – se notaba en su voz que venía algo ebrio.
- Ya veo que se te ha dado bien, sobre todo en el bar. – le recriminó Rosa.
- Je…je…je, sí que han… caído algunas… copas.
- Pues tenemos visita, y no creo que estas sean las mejores formas de recibirla.
Quien ha… venido?
-El maestro.
- Vaya… si que… me habían… dicho que… teníamos maestro… nuevo, jajaja.
Yo estaba nervioso. Aunque parecía no haber notado nada no dejaba de ser una situación incómoda. Me levante para saludarle y noté su inestabilidad, estaba claro que había ...
... bebido de cojones.
- Encantado… señor maestro. – me dijo echándome la mano.
Seguidamente se fue hasta el sofá y se derrumbó sobre él. Los ojos se le cerraron y al instante parecía estar dormido.
- Creo que me debería de ir.
- No no! Este ahora dormirá la mona y será como si no estuviese. – replicó como si no la importase que la oyera. – Ven, vamos a tomar esto en la cocina.
Cogí la cerveza y ella el orujo, y nos fuimos hasta la amplia cocina. La encimera alargada iba de parte a parte, y una mesa cuadrada con cuatro sillas a su alrededor llenaban el centro. Dejó la botella sobre la encimera, no sin antes trincarse otro chupito, y sin mediar palabra se agarró a mi cuello para devorarme de nuevo la boca.
Yo estaba alterado, me parecía insólito hacer algo en la cocina estando su marido en el salón, pero a ella no parecía importarle. Como si fuese una carrera contrarreloj, se desabrochó los botones y abrió la bata mostrándome su cuerpo semidesnudo. Un bonito conjunto azul celeste adornaba sus grandes tetas, y unas pequeñas braguitas a juego, sin llegar a ser tanga, tapaban el centro de sus muslos.
- Te gusta? Lo compré hace unos días y lo he estrenado para ti.
- Te queda muy bien. – contesté por decir algo, pues la boca se me había secado y apenas me salían las palabras.
Se abrazó de nuevo a mi cuello y me beso con el mismo ímpetu que lo había hecho antes. Instintivamente metí las manos entre la bata abierta y las llevé hasta su culito respingón para ...