1. El nuevo maestro del pueblo (13)


    Fecha: 01/04/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos

    ... con los dedos sintiendo una dureza extrema. Con ambas manos, abracé las tetas por debajo y acerqué la boca para besar y chupar los endurecidos pezones.
    
    - Ahhh… ahhh… - varios gemidos ahogados rompieron el silencio de su boca.
    
    Note que tenía una gran sensibilidad, y eso me gustaba. Probé a mordisquearlos y sus gemidos se hicieron más largos y profundos, seguidos de unos ligeros temblores.
    
    - Ahhhhh… dios mío… Ahhhhh!
    
    - Te gusta? – pregunté tan solo para sentir su voz cálida llena de deseo.
    
    - Ufff, MUCHOOOO! – exclamó levantando la voz.
    
    - Esto no te lo hace tu marido?
    
    - Que va. El tan solo se pone encima y me folla hasta que se corre.
    
    - Y tu… no te corres?
    
    - Algunas veces. Otras tengo que acabar con los dedos.
    
    Cada vez que la miraba a su resplandeciente cara me parecía mas guapa, mas atractiva, incluso mas adorable con esa expresión de niña curiosa, pero a la vez temerosa. La volví a besar con ternura, pero a la vez con un deseo que no paraba de crecer. Entre besos y caricias nos desnudamos por completo dejando mo ropa sobre la silla que había. Su cuerpo totalmente desnudo me pareció precioso. Unas curvas perfectas lo adornaban al completo. Sus deliciosas tetas redondas, de duras y empinadas, con los pezones apuntándome con una erección que parecían querer desprenderse de la carne. Un culito redondo, de carne dura y piel tersa, con una preciosa raja adornando su centro. Piernas esbeltas, con muslos contorneados hasta la preciosa raja que formaban ...
    ... sus labios vaginales.
    
    - Eres preciosa! – exclamé sin poder contener el deseo de mi mente.
    
    - Gracias. – respondió tímidamente a la vez que se ruborizaba.
    
    Abrió la cama y se tumbó sobre ella esperando que yo tomase la iniciativa. Me recosté a su lado y comencé a acariciar toda su espléndida carne. Su cuerpo temblaba levemente a cada roce, a cada beso de mis labios por diferentes partes, a cada lamida de mi lengua por zonas donde nunca la habían besado. Me tumbé sobre ella y agarrándome la polla la oriente entre la húmeda raja. Era la postura en que habitualmente se la follaba su marido, y quise comenzar de la misma forma. Mi hinchado y endurecido capullo abrió la vulva y comenzó a penetrar lentamente. Sus dedos se clavaron en mi espalda como garfios, y su boca se iba abriendo a cada centímetro que entraba. Quería que esa primera vez fuera algo tierno y suave, y que disfrutara de cada segundo de nuestro encuentro. Metí la polla hasta la mitad, y sentí como la carne de su vagina la aprisionaba. Bombeé con suavidad mirando la expresión de su preciosa cara. Varias penetraciones suaves, sin meter la polla al completo, provocaron que su cuerpo temblase, y mi polla recibió una inmensa corrida de fluido caliente.
    
    - Ahhhhh… Ahhhhh… - intentó ahogar sus gemidos de placer clavándome las uñas en la espalda.
    
    Dejé unos segundos de bombear para que disfrutase de ese placer que había sentido. Besé sus cálidos labios y empujé con la pelvis algo más. Poco a poco, mi polla se fue ...
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