GINA: LA HISTORIA Tercera parte
Fecha: 11/04/2024,
Categorías:
Transexuales
Autor: andrea, Fuente: TodoRelatos
... Pepita, no la asustes Guille, mejor pásala a que conozca a las otras chicas. Yo no podía hablar y me dejé llevar por Pepita y por Guille por el pasillo. Legamos a un salón de regular tamaño, divinamente amueblado donde estaban seis mujeres jóvenes y de una belleza increíble. Todas estaban vestidas mas o menos igual: Una negligé negra o roja, ropa interior negra y liguero y medias del mismo color, zapatillas de tacón de aguja muy alto y pelo largo. Era difícil de creer que realmente fueran hombres, pues la ilusión de su maquillaje y su arreglo general era el de verdaderas mujeres. Las seis voltearon a vernos y algunas saludaron a Pepita y otras solo se me quedaron viendo sin decir palabra.
La verdad, me sentía incómoda ante esta situación, pues no me podía imaginar prostituyéndome, toda vez que siempre había tenido sexo sin mediar dinero alguno.
Una chica se levantó y se dirigió hacia donde estábamos y la Güera le dijo que se sentara. Solo quiero conocer a este muchacho, dijo dirigiéndose a mí. Ya llegará el momento, ahora siéntate; le dijo la Güera. Yo estaba ya muy asustada y le dije a Pepita: ¿Sabes que?, esto no me gusta mejor vámonos. Accedió de inmediato y sin despedirnos de la Güera nos salimos, yo casi corriendo. En la calle empecé a caminar sin rumbo, pues no sabía donde estaba. Me alcanzó Pepita y emparejándose a mí me dijo: Perdóname por haberte traído aquí, no creí que fueras tan sensible. Yo no le contesté pero iba pensando dentro de mí:Como pude pensar que ...
... yo podría trabajar de puta. Ese no es mi estilo. ¿Por qué se imaginó Pepita que yo lo haría?. Para esto, Pepita me propuso que regresáramos al bar, pero como yo ya estaba asustada y me sentía cansada, le dije que mejor me iba a dormir a mi casa. Entonces me propuso que fuéramos un ratito a su casa, pues vivía cerca de ahí. Accedí pues ya estaba cansada y deseaba dormir para olvidar el mal rato. Llegamos en unos minutos a su casa y me ofreció una copa, que yo acepté para controlar mis nervios. A esa siguieron otras en lo que platicábamos y se me acercaba y acariciaba. Yo me dejaba hacer, pues me inspiraba mucha confianza. Al fin, me dijo que si quería ir a la cama, y yo, un poco ebria le dije que sí. No fue un amante muy espectacular, pero para ese momento me proporcionó un placer que calmó mis ansias sexuales.
Desperté asustada pues no recordé donde estaba, hasta que llegó Pepita, que vestía una bata de nylon color rosa transparente, sandalias con plumitas en el empeine y unas medias color natural sujetas con ligas a sus muslos. Además que traía puesta una peluca rubia rizada que le llegaba a los hombros. Lejos de verse llamativa, para mí se veía patética, pues no sabía maquillarse y se había pintado muy exagerada. Me guardé de hacer algún comentario y le agradecí que me hubiera permitido pasar la noche con ella.
Me dijo que ya estaba listo el desayuno y me invitó a pasar al comedor. Yo al principio me rehusé, pero ante su insistencia me senté a desayunar. Se dirigió la ...