Adahí: mi nena se ha convertido en mujer (FINAL) - Relatos Eróticos

Adahí: mi nena se ha convertido en mujer (FINAL)

... con mi hija y aferrarme a algo que ya no podría ser, algo que me torturaba más y más a cada segundo que me alejaba de la escuela de Adahí; sin embargo, en la misma medida en que me acercaba a la universidad, el recuerdo de Lidia se hacía más presente en mi pensamiento, entendiendo que lo que sentía por esa mujer poco a poco se iba sobreponiendo a los efectos secundarios que me dejó el fin de semana con mi hija, dándome cuenta de que en realidad me emocionaba mucho reencontrarme con Lidia, tan solo por el simple hecho de saber que pronto la vería y que una vez más podría pasar el tiempo con ella, una serie de ideas que dibujaron una sonrisa en mi rostro y me levantaron el ánimo, sin saber que tal clase de emociones se verían opacadas poco después, cuando encontrara a mi chica sentada en el sofá de la oficina, esperando a mi llegada, mirándome de una forma que me sugirió que algo no andaba bien con ella.

- Hola, cariño, ¿Cómo estuvo tu fin de semana? - me saludó, de una forma seca, con una expresión aprehensiva que no fue capaz de disimular con la sonrisa que trató de dibujar en sus labios ni con el abrazo que me dio, el cual me hizo saber que en aquel instante nos encontrábamos muy lejos el uno del otro.

- Bien - respondí, sin ser capaz de pensar claramente mientras observaba a mi chica y la forma como me miraba, con un gesto que parecía ubicarse entre la tristeza y el enojo, una mirada de desconfianza que me desconcertó ante el desconocimiento de lo que estaba pasando ...

... con ella, hasta que de pronto soltó una serie de preguntas que parecía haberla acosado por horas, tal vez incluso por días y que solo al tenerme de frente logró formular.

- ¿Cómo te fue con tu hija? ¿Lo hicieron? ¿Qué pasó entre ustedes? - me cuestionó, de una forma apresurada, mostrándose nerviosa y quizás un poco insegura, algo que en realidad me sorprendió considerando que en parte fue ella quien me impulsó a hacer el amor con Adahí, quien me sugirió que debería hacerlo para sacarlo de una vez de mi sistema.

Por un momento la miré pensando en qué tan conveniente podría resultar el darle detalles de todo lo que mi hija y yo habíamos hecho cuando estuvimos en el cine, en el hotel y finalmente al compartir la cama durante el fin de semana; por un breve instante me vi tentado a ocultarle algunas cosas de lo que había pasado, a omitir detalles que quizás podrían incomodarla o incluso tal vez lastimarla, sin embargo, tal y como se lo dije a mi hija, Lidia merecía mi completa sinceridad y si antes no había tenido reparo en contarle cada cosa que me había pasado con mi hija y su amiga Jaqueline, en aquella ocasión y después de que Adahí y yo habíamos prometido no volver a hacerlo, en realidad no tenía una razón de peso para no contarle todo lo que ocurrió entre nosotros.

Afortunadamente aún faltaban algunos minutos para el inicio de nuestra primera clase, tiempo que me bastó para contarle cómo se dieron las cosas desde el viernes, cómo trató mi hija de convencerme enviando ...