1. Lujuria en la reunión familiar (2)


    Fecha: 09/05/2024, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... igual dudaba de que pretendiera viajar en transporte público. Quizás iba a visitar a alguien que vivía por ahí cerca. Y por cómo iba vestida, lo más probable era que fuera su amante. Una mujer que estaba a punto de coger estaba coqueteando conmigo. Me dije que yo solo estaba contribuyendo a su calentura, pero que luego se desquitaría con otro. Ese rol era casi tan patético como ser un cornudo.
    
    Si embargo no quise dejarla ir aún.
    
    —Sí, tengo que seguir derecho. Es que el lugar al que voy está en línea recta. Derechito por siempre —dije.
    
    —Okey,bye, un gusto conocerte —dijo ella, girando hacia la derecha.
    
    Me quedé parado en la esquina, mirando cómo se alejaba. Era una muñequita. La mirase desde el ángulo que la mirase, no encontraba otra cosa que no fuera belleza y sensualidad. Decidí seguirla.
    
    —Ahora ya sé algo de vos —dijo, cuando me sintió a su espalda—. Sos un mentiroso.
    
    —Pero es una mentira piadosa. Además, sabés que soy inofensivo. Mirá mi cara. ¿Pensás que sería un criminal sexual? Solo soy un enamoradizo.
    
    —Tenés cara de nene —dijo ella—. De nene depravado. Igual me gustan los hombres más grandes que yo. Nunca estuve con un chico de tu edad.
    
    —¿Ni siquiera cuando tuviste veinte años? —pregunté yo.
    
    Ella hizo memoria. Incluso en sus gestos más simples era encantadora.
    
    —Creo que a los veinte salía con un tipo de treinta —dijo—. Así que no, literalmente jamás me acosté con alguien de tu edad.
    
    —Buen momento para romper con esa horrible ...
    ... costumbre.
    
    La hermosa rubia, de la que aún no conocía el nombre, me clavó una intensa y sugerente mirada. Los ojos verdes resplandecieron bajo la luz de la luna.
    
    —Tenés una cuadra más para convencerme —dijo.
    
    Me le quedé mirando. Siempre había tenido facilidad para con las mujeres. Pero las cosas solían darse en los ámbitos en lo que había cierta predisposición para el sexo casual. Regularmente con alcohol de por medio. También había estado con algunas compañeras de la universidad. Pero en esos casos había tendido más tiempo para que la atracción madurara. Y ni hablar de que jamás había estado con una mujer como ella. Conquistar a esa hembra en una corta caminata sería una experiencia digna de ser contada a mis nietos. Aunque de momento seguramente la compartiría con algunos amigos y con mis primos.
    
    Pero tampoco podía estar seguro de que estuviera hablando en serio. Además, qué podía decirle en esos cien metros que me había puesto como límite. Para colmo empezó a apurar el paso.
    
    Vi que nos estábamos acercando a una zona más transitada. Se veía una avenida que cortaba la calle que transitábamos. Probablemente tenía pensado tomar un taxi ahí. Después de lo que me dijo sentí presión, y toda soltura que había mostrado en un principio fue reemplazada por una timidez que hacía mucho no sentía. Para colmo, la chica soltó una carcajada, percatándose del efecto que había tenido sus palabras en mí. No obstante no me sentí humillado. Era un sonido musical muy cautivante. Así debía ...
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