1. Cornudo doble (Micro Relato)


    Fecha: 10/05/2024, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    Dedicado aRicardo I R, ganador de la dinámica de #MicroRelatoJosLira Diciembre 2023.
    
    Nunca vi con buenos ojos la relación que mi hija tenía con Malik, y no es que yo fuese un racista de mierda, sino que simplemente los modales grotescos y majaderos de aquél enormísimo haitiano que se había afincado en el país desde hacía más de diez años no eran precisamente los que yo querría de un hombre al que yo pudiera confiar el cuidado de Aleida, mi unigénita.
    
    Margarita, mi mujer, solía decirme que exageraba con mi oposición, y que simplemente estaba celoso de que nuestra única hija ya tuviera novio. Mi mujer no entendía que no solo se trataba de las majaderías de ese negro de mierda (que no se cortaba para manosear, besar y nalguear a mi pequeña Aleida delante de mis narices), sino que le llevaba a nuestra hija por lo menos ocho años de edad.
    
    —Ya se usa de esta manera, José —me decía mi guapa esposa cuando yo me ponía en plan renegón—. Además no hay tanta diferencia entre los 18 años de nuestra Aleida y los 27 de Malik.
    
    —¡Aunque así fuera, Margarita! ¿Qué le espera a Aleida con ese cabrón que días trabaja en el taller mecánico de don Rubén y días no? ¿Es que mi hija va estudiar una carrera para que termine manteniendo a ese mastodonte?
    
    Y cuando decía mastodonte no exageraba en lo absoluto. Malik era una montaña de músculos de casi dos metros de edad, tan negro como la obsidiana pero de una dentadura blanquísima, al que algunos vecinos solían calificarlo como un ...
    ... reverendo patán. Lo peor de todo era cuando los dos estaban de pie y yo comparaba sus figuras con un escándalo atroz: era como ver una pequeña muñequita de porcelana al lado de una bestia de tamaño abismal, cuyos dedos eran casi del tamaño de mi propio pene.
    
    Y es que mi pequeña Aleida heredó el tamaño pequeño de su madre, su blancura angelical, sus ojos color caoba y esos preciosos rizos rubicundos que caían por los costados de su carita. Para mí, Aleida era una pequeña princesita en las garras de una bestia demoniaca.
    
    Me molesté de forma indecible con Margarita cuando descubrí que había hecho de alcahueta de mi hija, ocultándome la relación de esos dos que al parecer ya tenía varios meses. De hecho descubrí con el tiempo que mi mujer había sido capaz de invitarlo a comer en mis ausencias, y hasta les había ofrecido que tuvieran intimidad en el cuarto de mi hija porque, según me dijo“más vale tenerlos cerca que quién sabe dónde, con lo peligrosa que se ha puesto la vida, querido.”
    
    La gota que derramó el vaso fue cuando descubrí que mi hija estaba embarazada de su novio y que por tanto, para evitar que el cabrón no le fuera a responder como se debe, huyendo, Margarita decidió que a partir de entonces tenía que vivir en nuestra casa.
    
    Yo me molesté tanto que cuando vi aparecer al negro inmundo aquél me le dejé ir a golpes e insultos. Lo que no me esperé fue que el cabrón se fuera a defender y que de un puñetazo me mandara al hospital por dos días. Cuando abrí los ojos mi ...
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