Amor familiar (capitulo 3)
Fecha: 12/05/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Incesto
Autor: cleversex, Fuente: SexoSinTabues30
Habían pasado seis o siete meses desde que mi hermana y yo habíamos empezado nuestra secreta relación y solo en tres ocasiones más pudimos ir a la casa de la sierra. Mientras tanto, teníamos relaciones furtivas intentando esquivar a mi madre que estaba especialmente pesada y desconfiada: a Marina la traía por la calle de la amargura.
Llegaron las Navidades y mis padres asistieron a las habituales comidas de empresa. Primero papá y un par de días después mama.
El teléfono fijo empezó a sonar y me despertó. Miré la hora en el móvil y ví que eran las tres de la madrugada. Me levanté de un salto y cuándo bajé al salón seguido de Marina, papá ya estaba descolgando.
—¿Dígame?
—»¿Es el domicilio de Matilde Guzmán?«
—Sí, sí, ¿qué ocurre?
—»Ha habido un accidente y esta en el hospital. ¿Es usted su marido?«
—Sí, sí, soy yo, pero ¿ella esta bien? —respondió papá mientras por la escalera bajaba Marina.
—»Seria necesario que venga al hospital lo antes posible: esta en la urgencia«
—De acuerdo voy para allá, ¿pero esta bien?
—»No puedo darle esa información por teléfono: lo siento«
—Vale, voy para allá.
—¿Quieres que vaya contigo? —le pregunté a papá.
—No, no. Cuándo llegue al hospital os llamo y os cuento.
—Pero a mí no me despertéis, —dijo Marina con total indiferencia volviendo a subir por la escalera—. Ya me contaréis por la mañana.
Papá y yo nos miramos, arqueamos las cejas y después de despedirnos, se fue al hospital.
Al día ...
... siguiente, por la tarde, se instaló la capilla ardiente en el tanatorio. Mi padre se enteró de la muerte de mi madre cuándo llegó al hospital: le explicaron que por teléfono no informaban de los fallecimientos. Al parecer regresaba de la cena de navidad en compañía de un compañero de trabajo, que era el que conducía, cuándo se empotraron contra un camión de la basura que estaba trabajando. Los dos murieron en el acto.
Mi hermana solo fue al día siguiente por la mañana cuándo iba a salir el cortejo. Se presentó de negro riguroso, de un negro cinematográfico. Recibió las condolencias de los familiares y amigos representando a la perfección su papel de hija afligida y desconsolada detrás de sus negras gafas de sol.
—Tenemos que hablar del tema de la lápida del nicho, —dijo papá cuándo llegamos a casa.
—A mí no me preguntéis que me da igual: decidid vosotros, —dijo mi hermana y subió a su habitación.
Una nueva rutina se implantó en nuestra vida con la desaparición de mi madre. Teníamos más libertad para nuestras cosas porque mi padre seguía trabajando mucho.
Un fin de semana, tres meses después, papá nos sorprendió porque ese sábado no fue a trabajar. La verdad es que nos trastocó un poco los planes, pero nos alegramos por él. Se levantó tarde, se puso las cosas de correr y se fue a trotar por los alrededores.
Cuándo regresó, pedimos algo a un japonés y cuándo terminamos y lo recogimos todo, se sentó en el sillón. Yo lo hice a su lado, en el sofá.
—¿Quieres una copa ...