Métetelo por el culo
Fecha: 27/05/2024,
Categorías:
Anal
Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos
... qué te refieres?
- Aún no me has contado qué tal con el juguetito que te llevaste.
- Pues la verdad es que muy bien.
- Pero seguro que prefieres una polla auténtica.
- No te creas, a la de plástico no tengo que soportarla después.
- Tampoco puede comerte el coño como un hombre lo haría.
- Supongo que un cacharro así habría que cobrarlo más caro.
- ¿Te gusta que te hagan cosquillas con el bigote?
- Gabino, relaja un poco, que te veo muy lanzado.
Las primeras veces que vi a ese hombre intentando provocarme me hizo gracia, porque me resultaba imposible creer que de verdad pensara que tenía alguna opción. Pero con el tiempo dejó de hacerme risa, ya que llegaba a ponerse realmente pesado y en ocasiones incluso sobrepasaba el límite y me ponía la mano encima.
Ni harta de vino hubiese aceptado tener algo con ese señor que físicamente era tan desagradable, y menos desde que había probado el juguetito que me llevé. Siempre me había apañado bien con mis propias manos, pero esa maravilla me colmaba entera y vibraba para darme unas sacudidas de placer que me hacían temblar. Era lo segundo mejor que había obtenido de estar trabajando allí.
Tardé en encontrar un motivo de peso por el que ir feliz todos los días a trabajar, pero acabó llegando una mañana. Solía divertirme con todos los clientes que venían de buen rollo y preguntaban por los productos, aunque ninguno me impactó tanto como un chico de ojos azules que apareció de pronto para poner mi vida ...
... patas arriba.
- Buenos días.
- Hola, ¿en qué puedo ayudarte?
- Me gustaría comprar un dildo.
- Te puedo mostrar varios, los tenemos de todos los tamaños.
- Quiero uno normal, ni muy grande ni pequeño.
- Este de aquí es el que más éxito tiene entre los hombres.
- Es grande, sus mujeres deben de estar satisfechas.
- No, se lo llevan para ellos mismos.
- Pero yo lo quiero para usarlo con mi esposa.
- Pues te recomiendo este, que es el que yo utilizo.
- ¿Es bueno?
- Si no fueses un hombre casado te haría una demostración.
- Jajajajaja. Chica, me encanta lo profesional que eres.
- Puedes llamarme Dana.
- Yo soy Leo... y me voy a llevar el que me has recomendado.
No sabía qué tenía ese chico que no tuvieran todos los demás, pero su simple presencia me puso nerviosa. Era la primera vez en muchos años que me fijaba en alguien y tenía que ser precisamente en un hombre casado. Esperaba recibir en el futuro a un cliente igual de guapo, aunque en esa tienda nunca entraban heteros que no tuvieran pareja.
Pasaron unos cuantos días y yo seguía teniendo a Leo en la cabeza, pero me tenía que conformar con la presencia del baboso de Gabino. Cada vez se cortaba menos a la hora de hacerme saber que quería follarme, por mucho que yo me hiciese la loca porque quería conservar el empleo. A veces tenía la tentación de contarle a mi padre qué clase de amigo tenía, pero prefería morderme la lengua.
Yo seguía haciendo bromas con todo el mundo, incluido ...