1. Métetelo por el culo


    Fecha: 27/05/2024, Categorías: Anal Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... Gabino, porque esa era mi personalidad, pero cada vez estaba más harta de trabajar allí. Empezaba a plantearme seriamente la opción de dejarlo, aunque eso supusiera defraudar a mi padre. Hasta que volví a recibir la visita de Leo y quise convencerme de que solo venía para verme a mí.
    
    - No sé si te acordarás de mí, pero...
    
    - Me acuerdo perfectamente, Leo.
    
    - Así da gusto entrar en una tienda.
    
    - ¿Satisfecho con la compra del otro día?
    
    - No demasiado, a mi mujer le pareció muy grande.
    
    - Pues es de los más normales que tenemos.
    
    - Es claramente culpa de ella, tiene un problema con el tamaño.
    
    - ¿Con el del dildo o con todos en general?
    
    - Por desgracia, con todo lo que mida más de diez centímetros.
    
    - Pero eso es muy poco.
    
    - Es que...
    
    - Habla sin miedo, hombre.
    
    - Lo que estoy intentando es que me deje entrar por detrás.
    
    - Entiendo, eso ya es más complicado.
    
    - Supongo que tú, trabajando en un sitio así, habrás hecho de todo.
    
    - Sí, por supuesto.
    
    - Entonces no te importará explicarme...
    
    En ese momento entró Gabino en la tienda y tuve que disimular para que no se diera cuenta de que estaba teniendo una conversación demasiado íntima con un cliente. Le susurré a Leo que volviera al día siguiente y él se despidió con total naturalidad, aunque yo estaba convencida de que nos habíamos quedado a un paso de empezar a flirtear.
    
    Le había dicho a Leo poco menos que era una gran experta en sexo anal, aunque, en realidad, nunca lo había ...
    ... practicado ni me llamaba demasiado la atención. La verdad es que en ese momento le hubiese dicho cualquier cosa para que se fijara en mí y ver si existía alguna posibilidad de que engañara a su mujer con otra que no tuviera esos problemas con los tamaños.
    
    Estaba deseando que acabara ese día y comenzara el siguiente para ver si Leo me hacía caso y volvía a la tienda para que le siguiera informando y así poder tantearlo, pero hasta entonces tenía que seguir aguantando a mi jefe. No solo era un baboso que no desaprovechaba ninguna ocasión para enviarme indirectas de tipo sexual, sino que además sentía celos por todo.
    
    - Parecías tener mucha confianza con ese cliente, ¿no?
    
    - Intento ser amable, para que tú ganes dinero.
    
    - Conmigo no eres tan simpática, con lo bien que yo te trato.
    
    - Sí que lo soy.
    
    - Pero no tanto como a mí me gustaría.
    
    - Eres mi jefe, lo que pretendes no está nada bien.
    
    - Solo quiero ponerte en cuatro y hacerte gozar.
    
    - Me conoces de toda la vida, ¿no te da vergüenza decir esas cosas?
    
    - No, porque sé que tú también lo deseas, te va la marcha.
    
    - ¿En qué te basas para decir eso?
    
    - Te llevaste un vibrador, eres una zorrita.
    
    - ¿Qué crees que pensaría mi padre si supiera las cosas que me dices?
    
    - Si se entera estás despedida, eso tenlo claro.
    
    En cualquier otra circunstancia lo hubiese mandado a tomar por culo a él y a ese trabajo tan mal pagado, pero en ese momento tenía la ilusión de volver a encontrarme con Leo. Al llegar a casa ...
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