Capricho del destino - Relatos Eróticos

Capricho del destino

... sexagenarios desesperados. Fue uno de esos ruquetes quien me comentó que buscaba un conductor para convertir su automóvil en Uber. Él tenía el capital y yo la mano de obra, y gracias a mi experiencia en mi antiguo jale pude sacar sin problema la licencia vehicular. El trabajo no estaba mal, me daba suficiente para vivir e ir ahorrando poco a poco, hasta le llegué a mandar algo a mi madre. No me había dado una infancia feliz pero tan desgraciado tampoco era.

En cuanto al sexo, debo admitir que las cosas no eran como suponía. Seguía sin tener picadero seguro pues vivía en un cuarto compartido, era para lo que alcanzaba. Mis roomies eran un nerd universitario más enclenque que los juntos entre los que cogía en el pueblo y un obeso fontanero venido a menos. Lo único que compartían mis queridos compas era que despertaban en mí exactamente el mismo deseo sexual, nulo. Nunca he sido muy fan de las apps de ligue y respecto a los lugares de encuentro ni hablar, o eran pocilgas insalubres o eran exclusivas termas que no estaba dispuesto a costear. En resumen, había cogido poco y mal. Al menos me daba mi tiempo para seguir entrenando en las barras de un parque público cercano a mi casa y ya había empezado a tirar mis anzuelos con varios de los morritos que acudían a ejercitarse. Me olía a que pronto caería alguno.

Los únicos chances se me daban al estar frente al volante. Los fines de semana eran perfectos para ligar con algún cliente que regresaba de fiesta y terminaba empotrando ...

... dentro del Nissan Sentra. Fue justamente fue un viernes por la noche que recogí a una pareja de jóvenes a las afuera de un antro. De reojo noté que la chica era guapa pero sinceramente apenas le presté atención pues mi mirada se fue de inmediato en su compañero, un muchacho esbelto pero bien formado, de bonita nariz, rasgos afilados y brillantes ojos verdes. Llevaba su abundante cabellera negra peinada en punta y una pequeña perforación en el labio inferior. Una joyita que al instante me puso la verga súper dura. Revisé el viaje y vi que habían marcado dos destinos, este par no se bajará en el mismo sitio. Chance y hay suerte.

- Me caga que no me dieran más tiempo, ya tengo seis llamadas perdidas y te juro que estuve a nada de besarme con Alex-. Dijo la chica un el clásico acento fresa mexicano.

- Y justo hoy que yo podía llegar más tarde-. “Y a este seguro le gustan las vergas” pensé tan pronto oí su voz.

El resto de su conversación fue exactamente igual al resto de conversaciones de morros enfiestados que solía llevar a sus casas. Que tal se besó con no sé quién, que este otro ya estaba muy tomado, que el bar de la semana pasada estaba mejor…

Aceleré, solo quería llegar al primer destino y averiguar si me quedaría a solas con el chico. Maricón seguro era y lo demás se me daba bien así que por qué no jugársela.

- Por aquí está bien. Nos vemos el lunes-. Dijo la chica al despedirse de beso de su amigo. -Me avisas cuando llegues a casa vale.

La suerte estaba ...